lunes, 11 de abril de 2011

Acercándonos a Gabriel Moreno - por Luis Olmedo


Antes de nada, agradecer a Luis Arza y a Manu Montes su confianza en mí a la hora de dejarme escribir para este blog. Siendo mi primer artículo mágico… ya de por sí es un reto escribir sobre magia. Si a esto le sumamos, que el artículo trata sobre una de las figuras más grandes de la historia de la magia en España, me supone no solo orgullo, si no un reto personal. Gabriel Moreno, su estilo y su filosofía, su profundización sobre ciertos aspectos psicológicos y técnicos... Sin embargo, aclarar que no pretendo en este artículo mostrar nada nuevo, sino más bien analizar desde mi punto de vista la magia de este hombre, sacando a la luz aquello que más me llama la atención y más he destacado en mi estudio sobre él. Dicho esto, allá vamos…


He dividido el artículo en tres bloques que desde mi punto de vista, son los que más me han ayudado de la concepción de Gabriel. Estos son el ensayo, los grados de intencionalidad, y la segunda atención.
1.El ensayo. (“El ensayo abarca el 99% del tiempo del mago”).
Esta frase, dicha por el propio Gabriel, me parece que tiene un jugo y que debería darnos pie a reflexionar cada uno. La magia está hecha para hacerla al público, pero antes, conlleva un tiempo; lectura, reflexión, ensayo, aprendizaje, más reflexión, más ensayo… hasta que llegamos a exponerlo (o al menos eso es lo que a mi entender debería ser). Esto no es nada nuevo. Pero, ¿cómo hacer más efectivo este ensayo? (me refiero al ensayo técnico)
Como el propio Gabriel Moreno dice, en nuestro ensayo, muchas veces hacemos cosas que son algo más difíciles, y poco a poco vamos relajándonos hasta acabar haciendo prácticamente aquello que mejor nos sale, nuestras técnicas favoritas. De esta manera, vamos desechando aquellas más complicadas, y acabando por caer en el olvido.
La propuesta de Gabriel consiste en un cambio en la concepción a la hora de ensayar. Es necesario darse cuenta de qué puede hacer el objeto por nosotros, y no nosotros con el objeto. De esta manera, muchas de las tensiones que aplicamos, por ejemplo a una baraja a la hora de hacer el salto, la dada en segunda o una mezcla falsa, desaparecen o se reducen. En este sentido, sentirnos uno con nuestro objeto de trabajo es algo fundamental.
En este sentido, el maestro apunta que la “batalla” ha de comenzar desde el momento de coger la baraja: “coge la baraja como si fuera un pajarito, si lo aprietas mucho lo ahogas, si lo aprietas poco se escapa”. La tensión que aplicamos a la baraja empieza por nuestros músculos. Hay que aprender a relajar y eliminar dicha tensión desde nuestros brazos hasta nuestras manos. De esta manera, el manejo será mucho más suelto, el tacto más favorable y empezaremos a notar que esa comparación de la baraja con un pájaro se hace más palpable. En resumen, muchas de las técnicas se simplificarán, ya que la fluidez será mayor.
Una de las cosas que más me llamó la atención cuando empecé a estudiar a Gabriel Moreno, es su concepción acerca del ensayo y ejecución de las técnicas. Basa su filosofía en la obra “Tiro con arco Zen”. De una manera resumida, su manera de ensayo y ejecución técnicas, es como la del arquero zen; hay que acertar sin apuntar, incluso disparar sin arco. ¿Qué quiere decir esto? (al menos desde mi interpretación) Que no hay que pensar en la técnica al ejecutarla. Hay que ser capaz de poder visualizarla, y hacerla de tal manera que no haya que pensarla. Interiorizarla hasta tal punto, en el que se ejecute como el que monta en bicicleta o camina. No hay pues, que plantearse si se ve o no, si este dedo va aquí o allí; no hay que apuntar, si no acertar, incluso antes de disparar.
2.La intencionalidad.
Este segundo punto, es algo que me ha ayudado y me sigue aportando día a día. Una técnica ha de estar bien ensayada, bien pulida y ser fluida. Hasta aquí bien. Pero muchas veces a la hora de hacer un pase (sobre todo si tiene vida externa) titubeamos, o nuestra actitud se muestra un poco más tensa de la cuenta. Pondré como ejemplo un triple corte para controlar una carta: pedimos que se coloque la carta en la baraja, y procedemos al triple corte. Nuestra cabeza nos dice que se está haciendo un movimiento con trampa, con lo cual hay que ocultarlo de cara al público, por lo que nuestra actitud cambia en cierto modo, y nuestra expresión no verbal puede delatarnos (retrocedemos, pasamos a una posición más cerrada, miramos la baraja…).
Este maestro lo resume con una frase: “que no te importe si se ve o no se ve”. ¡Ojo! No quiero dar a entender que aquí todo vale. Pero teniendo en cuenta esta frase en nuestro interior, hace que lleguemos al punto de desentendernos de la técnica. El nivel de intencionalidad que se le den a nuestros gestos, será el que le den los espectadores en la mayoría de los casos también. Nadie debe cuestionarse que el triple corte antes comentado, es un movimiento para hacer algo, si al hacerlo levantamos la mirada, hablamos y comentamos algo. Nuestra intención sobre ese gesto es nula, no le damos importancia, ha pasado a un segundo plano (a un segundo nivel de atención, que dice Gabriel). El espectador ya no le echa cuentas, aún cuando lo está viendo. Por lo tanto, “que no te importe si se ve o no se ve”, es una manera de desentendernos de la técnica, hacer que pase a un segundo plano, ya que esta no importa (llegaríamos en cierto modo a la “técnica inexistente” que propone Luis García).
Con esto, nos damos cuenta que ahora hay un mundo nuevo que podemos explotar, sabiendo que nuestra intención sobre los movimientos que hagamos marcará la atención del espectador. (Por ejemplo, a la hora de hacer un salto, cambiar una baraja, dadas en segunda…).
3.La segunda atención. (“La hacemos cuando montamos en bici, cuando conducimos…”.)
La gran mayoría, alguna vez hemos montado en bicicleta. ¿Recordáis esa sensación en la que al principio había que mantener el equilibrio y pensar para girar, para arrancar…? Al igual que en cualquier ejercicio físico que requiera coordinación. Al principio hay que pensarlo, hay que hacerlo casi por fases, pensando y haciendo cada una de ellas en un tiempo. Sin embargo, esos tiempos se van reduciendo poco a poco hasta que se hace de manera automática, y ya no es necesario pensar. En ese momento, la acción es ahora algo automático, y nuestra atención se puede centrar en otras cosas, ya que el resto “va solo”. Esto es solo una pequeña introducción a este concepto.
A la hora de hablar de la segunda atención, hay que dejar algo claro: el término no se refiere a dos tipos de atención propiamente dichas; la segunda abarca a la primera. La ventaja principal de la segunda atención radica en que es la mejor misdirection posible: como el propio Gabriel dice, si tu atención está con la atención del espectador, la técnica y subterfugios pasan a un segundo plano. Uno de los ejemplos que utiliza, es pedirle a un espectador que cuente cartas sobre la mesa. Mientras éste las cuenta, va hablando con el público, con el espectador… y sin embargo, sabe cuántas cartas se han puesto sobre la mesa. Su atención está cogida a la de los espectadores hablándoles, mientras cuenta las cartas que se van poniendo en la mesa interiormente.
Siguiendo en esta línea, el maestro Gabriel comenta que “estamos acostumbrados a visualizar hacia delante, pero también podemos visualizar hacia atrás”. Esto, que parece algo raro en principio, es un concepto que puede darnos mucho si conseguimos llegar a aplicarlo.
Cuando nos acostumbramos, por ejemplo, a contar cartas mientras un espectador las cuenta sobre la mesa, nos acostumbramos también a tener que ir mirando el proceso. Presentándolo de una u otra forma pasará más o menos desapercibido. Pero, ¿y si consiguiéramos desentendernos por completo de esa cuenta? Llegaríamos a un punto en el que la intencionalidad, unida a la segunda atención, y el “no tener que mirar con los ojos”, se unirían dando lugar a un arma muy efectiva. Un arma en la que el mago realmente no haría nada de cara al espectador.
Y esto es todo por el momento. Espero que de alguna manera, este artículo os haya servido de algo, ya sea para reflexionar, pensar o simplemente leer y descartar.
En el blog de Manu Montes podéis encontrar un pequeño homenaje que hizo éste al maestro (http://cartoilusionismo.blogspot.com/2010/09/gabriel-moreno-genio-flor-de-piel.html). Ahí podréis ver algún vídeo de Gabriel Moreno tanto de años anteriores como de un presente cercano.
Así pues, me despido hasta que nos volvamos a leer.
Un fuerte abrazo a todos.
Luis J. Olmedo

6 comentarios:

  1. Gracias por el artículo. Gracias a él he vuelto a leer el post en el blog de Manu Montes y he visto los videos. Qué placer!!!!

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  2. Gracias Luis por acordarte de Gabriel, gran mago y mejor persona, siempre es un placer oír hablar de él. Un saludo.

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  3. gracias por el artículo, yo he tenido la suerte de conocer y charlar veces con gabriel, me ha aconsejado personalmente, me ha ayudado en mis ensayos, he seguido sus a veces extraños consejos, he leido el arte del tiro zen con arco, etc,etc... no hubiese resumido su filosofía de forma tan clara como lo has hecho tú... te lo has currao... gracias de corazón.... ojalá todos puediesen conocerlo personalmente y al menos charlar un poco con él... es un auténtico MAESTRO, aunque Gabriel no se considere así y siga siendo un discípulo de si mismo, del no hacer... un abrazo

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  4. ¡¡Un gran artículo Luis!! Para ser un estreno estás poniéndote el listón muy alto para el próximo. En ocasiones la lectura de algo teórico nos satisface, pero después cuesta trabajo plasmarlo de manera práctica. Con este artículo, además de una lectura agradable, amena e interesante, me llevo unas ideas muy, muy prácticas y que invitan a la reflexión sobre nuestros métodos de ensayo.

    Un abrazo.

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  5. Estoy muy agradecido por tus comentarios sobre Gabriel Moreno. Has elegido tres de sus puntos claves sobre su concepción mágica. Solo puntualizar una cosa. La segunda atención no es exactamente la automatización de algo hasta que se hace inconsciente, como conducir o montar en bici. Gabriel ha sacado el concepto de las enseñanzas de Carlos Castaneda sobre las técnicas de chamanismo y brujería de los indios mejicanos. Pondré un ejemplo personal:
    Cuando camino descalzo por caminos de montaña (llevo mas de veinte años practicando) utilizo la segunda atención para no pisar donde no debo pisar. Si hay un peligro en el camino, lo capto con la segunda atención antes de verlo. Si es una víbora, siento su presencia al aproximarme y dejo que pase, varios metros antes del contacto. SIENTO SU PRESENCIA ANTES DE VER EL PELIGRO, representado en su cabeza triangular. Esto es la segunda atención.
    Un día un señor me dijo aterrorizado al verme descalzo, que una víbora de había picado a su perro precisamente en ese camino, donde efectivamente las hay. Le tranquilicé diciéndole que no tenía la más mínima intención de pisar ninguna, aunque siguió mirándome con cara
    de horror. Debió pasarlo muy mal su animalito.

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  6. Gracias a todos por los comentarios. Me alegra que el artículo ha servido para que nos planteemos cosas.

    Luís, gracias por tu puntualización No lo había llegado a entender así, pero ahora me queda mucho más claro. Gracias.

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