Los motivos de Ishtar IV - por Luis García

Serie dedicada a los monitores del Gimnasio de los Dos Ríos

Y nuestro homenaje a Gabriel ha concluido. Esto ya no es un panegírico. Son recuerdos reales, aunque todavía, suavemente reales.

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Muchas noches cruzamos juntos Gabriel y yo, y al día siguiente aun teníamos energía para continuar con las ideas que habíamos dejado al amanecer, bajo montañas de cartas y colillas. 

Pero llegó un momento en el que las ideas del final de la noche, allí se quedaban, y al día siguiente eran solo humo. Nuestros caminos comenzaron a separarse. Me daba cuenta que de seguir así íbamos a convertirnos en ilustres borrachos contando batallitas a las nuevas generaciones, una idea que no me resultaba atractiva, así que huí de ese destino y acabé por el mundo haciendo de estatua, hasta caer en Santiago, un buen lugar para quedarse, entre sus dos ríos. 

Volvimos a encontrarnos en 2005 en Santiago, con motivo del rodaje del documental “magos como tu” para canal plus. Gabriel ya no cruzaba la noche por aquel entonces. se quedaba dormido antes que yo, que me acostaba a una hora bastante mas razonable que antes. 

En 2008 llamó Luis Arza “Gabriel y tu estáis de moda. Vamos a organizar un encuentro en Granada para que deis una conferencia. Vendrá mucha gente” 

Fue un gran encuentro. Casi no dormimos. Gabriel estaba muy animado y yo imaginé la estrategia del Arte de las Cartas, con objeto de dar un salto hacia el futuro y recuperar el pasado glorioso que habíamos tenido, cayendo en la tentación del espejismo, que realmente es lo que era aquel repentino interés. 

Antes de que el proyecto fracasara, Gabriel tuvo el primer derrame cerebral. Mejor dicho el tercero, porque de los dos anteriores no se había enterado. Gabriel ya no se recuperó. Fui a verle varias veces a Bulbuente, donde diseñamos con Ezra un gran retorno, un encuentro mágico en un pueblo de las laderas del Moncayo. Solo había que prepararlo. 

A eso vino Gabriel, hace dos años. A ensayar a fondo para un gran retorno. Hicimos muchas horas de grabación, pero revisadas después, las tiré todas, porque no eran mas que un pálido reflejo de lo que Gabriel fue. No merecía la pena conservar aquello. 

Gabriel no estaba en condiciones de actuar, ni siquiera en una conferencia. Le propuse a Ezra que le hiciésemos un homenaje. El podía intervenir puntualmente, sin tener que soportar la tensión de una actuación normal, para la que no estaba preparado. Ezra dijo que eso era darlo por acabado. Y así quedó la cosa. No se hizo nada. 

Después Raquel enfermó. Se le declaró esa anomalía cerebral que requería sucesivas operaciones, hasta que en una se produjo un accidente, un derrame cerebral masivo que la tuvo un tiempo en el Otro Lado. Me lo dijo su hermano. Hablé con Gabriel, cuando todavía no había salido de la uci. Estaba muy entero, sabiendo el importantísimo papel que tenía que hacer durante el proceso de recuperación. De ahí que su fallecimiento repentino poco después resultó un golpe imprevisible. Proporcionar a Raquel la energía precisa en su lucha se convirtió en la prioridad, y los objetivos aparentes de la Batalla de los Dos Ríos en su apoyo. De este modo se construyó la flecha metafórica con cuyo disparo hemos acertado. 

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Hubo un tiempo en el que fuimos magos poderosos, cuando utilizamos el Arte Zen del Tiro con Arco para el aprendizaje de técnicas con la baraja aparentemente imposibles. 

Su autor Eugen Herrigel, nos relata las fases de su propio aprendizaje. La técnica tiene una función espiritual y un carácter transitorio. Llega un momento en el que debe ser abandonada, cuando el arquero es capaz de acertar en el Blanco sin arco ni flecha, y el mago de hacer Magia sin trampa ni artificio. 

Y lo mismo que el aprendiz de arquero no es capaz de tensar el arco más blando, terminando agotado tras varios intentos, el principiante del Arte de las Cartas no será capaz de mantener la baraja en la posición correcta y acabará con la mano dolorida. 

Se tarda mucho tiempo en mantener el arco en tensión, o la baraja en posición, sin esfuerzo, mucho más en que el disparo caiga, o la acción se desencadene, y tal vez nunca se llegue a acertar en el Blanco, o a hacer Magia. 

Llegó un día en el que tuve muy claro que el disparo jamás acertaría si el arquero no podía mantener firme su posición. Y mantener firme la posición implicaba estar mucho mas en forma de lo que estaba, y muchísimo mas de lo que estaba Gabriel. Cuando estuvo en casa la última vez, yo ya llevaba un año entrenando en el gimnasio de los dos Ríos, y empezaba a entender que era el entrenamiento y que era un maestro en el arte de entrenar. 

Mi última batalla con Gabriel fue que entendiera algo sobre el trabajo que yo estaba realizando y que tanto le hacía falta para su recuperación. 

Yo le contaba mis comienzos… 

Cuando un día, rebasados los 80 kilos, dije esto no puede ser. Y mientras me decidía a empezar llegué a 82. 

Cómo estaba de perdido en aquella sala de aparatos, los primeros días. Como me aburría hasta que di el paso de entrar en las clases dirigidas, los líos que me hacía con las pesas. 

Sin darme cuenta en dos o tres meses estaba en las clases de nivel 2, muy asfixiado, es cierto, pero consiguiendo acabar las clases. 

Le contaba los apuros de Sergio cada vez que tropezaba con el step. Supongo que pensaría este se me desgracia aquí. 

Mi primer aerobic latino con Luchi, que al acabar la clase pidió un aplauso para el caballero que ha llegado hasta el final. Y eso ya era lo que en el organigrama de actividades está en la columna central, con el nivel 3. 

Le hablé de la maestría de Eloy y de como sus clases se pasaban en un suspiro. 

Pero tanto Gabriel como su hijo Ezra tenían del entrenamiento el concepto de que es un aburrimiento innecesario. Y Raquel le había sometido a un régimen de alimentación brutal, con el que perdió 6 kilos en quince días, pero insostenible. Duró lo que Gabriel tardó en hartarse. 

En esta batalla estaba completamente solo, y Gabriel no tenía la mas mínima intención de hacerme caso. 

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Se fue cuando la enfermedad de su hermano se agravó. Era su hermano menor y quería cuidarlo en la fase terminal. Hablamos la noche anterior a su partida en profundidad del último viaje, que Gabriel tenía muy claro. 

Fue la última vez que le vi. 

Si el Arte hubiera funcionado, en alguna momento habría pasado a verle por Bulbuente. Pero solo pudimos hablar por teléfono. Cuando murió su hermano, cuando murió su madre, cuando casi se nos va Raquel… 

Ahora, gracias a los entrenadores del Gimnasio de los dos Ríos, estoy en forma para afrontar todos los retos. Por eso esta serie está dedicada a ellos. Sin sus enseñanzas, nada de todo esto sería posible. 

El legado de Gabriel es muy valioso y será también una dura batalla que se reconozca como es debido. 

Hacia ese objetivo va disparada la siguiente flecha.