Panorama desde Santiago, Julio de 2013 - por Luis García

La Plaza del Obradoiro es un microcosmos donde se refleja el mundo actual. Cada día pasan innumerables visitantes de todos los países ante el pedestal de la estatua que es como una ventana para contemplar el mundo. Miles de pequeñas historias, mostrando un turismo miserable, como corresponde a un régimen mundial que se derrumba.

Muchos personajes poblamos a la Plaza. En principio las estatuas clásicas: La Bruja, el Mago y los Santos. Después están las estatuas patrocinadas por las mafias búlgara y rumana, con vestuario “tienda de los chinos” que alternan con la práctica de la mendicidad. Abundan los “peregrinos profesionales” que se apalancan en Santiago, nueva y floreciente versión de la mendicidad. Las vendedoras de recuerdos, tan imprescindibles en el paisaje urbano como la tuna de Santiago, los fotógrafos de todo tipo, los escurridizos “postaleros” (vendedores de postales que, según las malas lenguas, son robadas) así como todas las categorías de mendigos, estáticos en la puerta principal y vías de acceso y ambulantes mas o menos lisiados. Y no digamos las rumanas con el timo de las falsas ONGs, que cuanto mas estúpido es el público, mas se forran.

Una fauna insólita junto con la presencia policial permanente para vigilar unas manifestaciones que ya ni se producen: colectivos de indignados, pobres ilusos, que explotaron cuando asomó la punta y ya no les quedaron fuerzas cuando empezó a salir todo. Da la sensación de que ya toda la población ha asumido su esclavitud, y la indignación no está entre las competencias de los esclavos.

Lejos quedan ya los días en los que Santiago era una cuidad cultural con cientos de artistas en sus calles. Ahora ya no hay ni cines, la presencia de los estudiantes solo se nota en el botellón, y en lugar de artistas es el paraíso de los mendigos y el turismo basura. Pero es el escaparate de la realidad, y por eso un solo día de Obradoiro tiene mucha mas interés que una gira de conferencias.

En esto, mi amigo Arza me pide un artículo sobre magia metafórica, pero desde el pedestal del Mago se ven muy lejanas todas esas discusiones. La cosa es muy simple:

todo truco de magia, por definición, hace referencia a una idea metafórica.

Y depende de lo que interese. Si se potencia el truco, la Idea Metafórica desaparece. si lo que queremos destacar es la Realidad Mágica, el truco es irrelevante.

Ahora bien, la tendencia actual es potenciar el truco y en consecuencia, el ilusionista se aleja cada vez mas de la magia, convirtiéndose en un inocuo producto del sistema. La alianza de los ilusionistas con algunas tendencias científicas ultra-racionalistas y ese mensaje lanzado desde sus mas ilustres cerebros de que cuanto menos te enteres más se disfruta, corroboran esa tendencia.

Es decir, se asume que aquí lo que hay es un truco que el espectador políticamente correcto está obligado a no ver. Debe dejarse desviar su atención por el ilusionista que lo hace en beneficio de su disfrute y a mayor gloria del arte: un arte vacío que no expresa nada.

Pero desde el pedestal del Mago se ve mucho mas lejos y se puede recordar que hubo un tiempo en el que el Mago era mas importante que el Rey: era el que decidía quien era el Rey. Porque el Mago veía lo que los otros no podían ver.

El racionalismo científico se cargó la figura del Mago creando el Ilusionista, el mago que simula la magia con sus trucos. El Mago clásico se convirtió en el creador de ilusiones, es decir, de trucos y en consecuencia un aliado del sistema que niega la realidad mágica.

La última película de magia, “ahora me ves”, es una muestra mas de la degradación a que  se ha llegado. El ilusionismo es solo un producto de la concepción racionalista dominante que es precisamente la que se derrumba irreversiblemente, y el ilusionismo con ella.

En la crítica de Carlos Boyero en el País, después de elogiar algunos momentos “auténticamente mágicos” de sus predecesoras, “el ilusionista” y “el truco final”, concluye “los magos de ahora me vessolo provocan bostezos”. Y eso es lo mas suave que se puede decir del engendro. Es difícil decidir cual de los cuatro arquetipos protagonistas es el mas estúpido.

Mi apoyo a los que luchan por cambiar la mentalidad de los que se llaman magos, y que vistos de lejos no son mas que coleccionistas de trucos.  

Y en esto, un tren de alta velocidad se estrella por exceso de velocidad. Viva el absurdo. Echarle la culpa al maquinista recuerda esa conversación

Vistas las pruebas no hay duda: El asesino es el mayordomo.

Pero inspector, el mayordomo es la víctima.

Pues eso, que un error lo tiene cualquiera pero un trazado que es un disparate es mucho mas que un error. Pero de eso no se habla.

Aquí de la verdadera realidad jamás se habla. Solo se habla de los trucos mas o menos burdos que se utilizan para enmascararla.

Luis García 31 Julio 2013