jueves, 9 de diciembre de 2010

La decisión de hacer Magia I - por Luis García


LA DECISIÓN DE HACER MAGIA I
La redacción de este artículo es del año 79, en el entorno temporal en que nacía el Rito de Iniciación. La totalidad de su contenido podría firmarse a día de hoy, Noviembre 2010. Tenía un encabezamiento de Bob Dylan:
Pero el mago es más rápido
y su juego más espeso que la sangre
y más negro que la tinta
y no hay tiempo para pensar.
Entonces era un revolucionario. Ahora se ha convertido en un millonario más, perfectamente integrado en el sistema que antes denunciaba. Es lo único de este artículo que se ha quedado anticuado.

1. EL PROBLEMA ÉTICO
Hace tiempo discutíamos el problema ético planteado en torno al mentalismo por la facilidad con la que el espectador acepta como reales los fenómenos paranormales que se le muestran y que el mago sabe que son falsos.
La actitud de provocar el efecto mágico para inmediatamente después “desilusionar” al espectador es ridícula: si el efecto no se produce no hay problema porque no hay magia, y si se produce ya no vale decir que no queríamos llegar tan lejos porque la transgresión ya se ha producido.
Con esto no quiero decir que lo que hay que hacer es engañar al espectador y convencerlo de que tenemos poderes paranormales. Eso tampoco es magia; solo es otra forma de ocultar el truco.
Pero no hemos dedicado nuestro mejor tiempo, nuestra soledad más íntima durante años y años para acabar detenidos por un problema tan absurdo que ni siquiera existe.
2. TRANSFORMARSE EN MAGOS
Un análisis más a fondo hacía irrelevante la diferencia entre magos y mentalistas. Si existe un problema, no puede ser otro que la propia existencia de la Magia. Y en este sentido el lenguaje es claro: hay juegos de manos, habilidad, ilusionismo, cuyos efectos se explican porque hay un truco, y hay Magia.
El problema está en decidir si la única magia es la magia con truco o si existe la otra, la que está tal lejos de nosotros como del espectador, aquella que no es accesible racionalmente, aquella que secretamente soñamos cuando hacemos lo que hacemos. Y no es un problema de creer o no creer. Es un problema de decidir. No es algo que pueda resolverse con el pensamiento. Responde a una predilección de nuestra voluntad.
No es que una decisión de nuestra voluntad pueda cambiar los hechos, es decir, aquello que puede ser expresado mediante el lenguaje, pero si puede cambiar nuestros límites del mundo, y por tanto, nuestra concepción del mundo.
El problema se desvanece en cuanto la decisión ha sido tomada: no se trata de ser lo que somos con una habilidad extra (saber hacer unos juegos de manos); se trata de dejar de ser lo que somos para convertirnos en magos, aunque esto implique dejar de hacer lo que habitualmente hacemos.
3. LA FALSA REPRESENTACIÓN
No nos engañemos. Lo que en el fondo buscamos es transformarnos en magos. ¿Qué otro sentido podría tener esa especie de alquimia cotidiana que absorbe todo nuestro tiempo?. Horas y horas con las cartas, con nuestros objetos mágicos, incansablemente, año tras año.
Si lo que buscásemos fuese sencillamente impresionar a nuestro público hace mucho tiempo que podíamos habernos detenido. Ya nos sabemos los juegos que solemos hacer en nuestras sesiones de magia, semejantes a los que hacíamos antes, a los que hemos hecho siempre. Pero no, seguimos buscando juegos nuevos desde un estado de insatisfacción permanente, en un proceso que no tiene fin, abrumados por una información que no cesa de crecer.
En cada sesión se plantea de nuevo el desafío. Vamos a hacer magia, vamos a dejar de ser nosotros para convertirnos en magos, y por eso, nuestro cuerpo se altera y aparecen los inevitables nervios. Al final acabamos haciendo unos cuantos trucos que divierten, y a lo sumo, intrigan al público. Y entre el principio y el final de la sesión lo que hacemos es salir del paso, porque ya no podemos evitar ponernos delante del público y lo mejor es acabar cuanto antes, que los nervios son desagradables y no se pasa bien.
Y no se pasa bien porque el cambio que en nuestras horas de intimidad mágica nos sale perfecto, aquí se nos traba, y el maravilloso empalme que es nuestro orgullo se convierte en una chapuza.
Y no se pasa bien porque nos gustaría hacer magia y en realidad lo que estamos haciendo no tiene sentido aunque el espectador se divierta, aplauda y le guste. Estamos haciendo el ridículo con esa parte de nosotros mismos que es el mago escondido, ese misterioso personaje que desaparece cuando más le necesitamos. “ “Mago es un actor que representa el papel de mago”.
Esta frase, paradigma de las estupideces de la magia oficial, no define a un mago más allá de su propia autoparodia, pero da idea de la frustración de los que quisieron ser magos y se han quedado en mediocres actores que interpretan un personaje en el que ya no creen.
4. LA NOSTALGIA DEL MAGO
Nuestra aproximación a la magia se efectúa con un soporte material concreto (barajas, monedas…), a partir de unas determinadas técnicas, cada vez más complicadas. Y por otra parte, aunque dispusiéramos de todo, jamás llegaríamos a leer una ínfima parte de los libros que existen, y a lo sumo, después de años y años, llegaremos a hacer impecablemente un par de juegos y a salir del paso con unos cuantos más. Este es el panorama desde un planteamiento racional de la magia.
Pero aún en la cúspide, ¿nos habremos acercado algo a la magia?. Y aunque hubiésemos llegado a hacer cualquier cosa imaginable, por ejemplo con las cartas, en su máxima perfección, ¿no sería bien pequeña esa conquista?.
No parece que un mago de verdad necesite nada de eso. Lo que necesita un mago es la decisión de hacer magia, entendiendo que este “hacer” no es necesariamente exhibir ante los demás una habilidad o poder especial.
Muchas veces nuestras sesiones solo muestran nuestra carencia de magia. Sabemos positivamente que, después de hacer nuestros juegos, nada va a suceder. Si realmente hiciésemos magia, deberíamos esperar que ocurriese cualquier cosa. Si la experiencia mágica se produjese, nada podría ser después lo mismo. Podríamos irnos volando por la ventana, desaparecer en un momento determinado, o incluso, no haber estado nunca allí.
5. MADRID 79
Quizás no quede tiempo para la reflexión. Quizá pararse a pensar sea la forma de seguir reflexionando, es decir, de no decidir nada.
A veces, cuando atravieso esta ciudad moribunda con una baraja en el bolsillo, me parece que llevo un arma poderosa, pero muchas otras, ni siquiera la siento. Quizá hace demasiado tiempo de mi última magia. Quizá esa nostalgia es el síntoma de su presencia.
INTERMEDIO 2010
El año 79 es el último que vivo en Madrid. Después solo vuelvo de visita. Partíamos hacia la Alpujarra en busca de los últimos resplandores del “Despertar de Géminis” que se produjo en la década de los 60, huyendo de un mundo en descomposición, con el optimismo de haber vivido el fin del Régimen Franquista y una democracia recién estrenada… sin ser conscientes de que el movimiento de renovación ya había sido absorbido y racionalizado por el Sistema, y las democracias se habían apropiado de “las libertades” para venderlas en las estanterías de los supermercados: libre es usted de elegir tal o cual marca de los productos que le ofrecemos. De la “Libertad Real” valla usted olvidándose o le machacamos por desafecto al Régimen Democrático.
Y precisamente La Magia es una afirmación de que La Libertad es posible.

11 comentarios:

  1. Luis, cada vez que abres un tema nuevo me "descolocas" (y eso me gusta), pues me haces avanzar en mi busqueda personal de la MAGIA tal y como yo la entiendo.

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  2. Excelente reflexión la que nos hace Luís García.
    Buena frase en negrita:“Mago es un actor que representa el papel de mago”, pero si el artista realiza bien ese papel con su actuación, el público puede hacerte creer que eres Mago.
    Aunque se analiza el problema ético del mentalista, precisamente es esta modalidad la que parece hacer creer a muchos, la posibilidad de contar con poderes, no asociando la idea de truco.
    La verdad es que el tema evoca infinidad de pensamientos, para poder debatirlos.
    Saludos

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  3. Al menos para mí, la magia, al igual que el teatro, es una continua búsqueda de la verdad.
    Y no me parece una estupidez el hecho de que un mago sea un actor haciendo el papel de mago.
    Tampoco creo que alguien que realice juegos de manos lo que realmente quiere sea convertirse en un mago de verdad. De hecho me parece que pensar esto demuestra una falta de consciencia humana y aceptación de la realidad.
    Un actor que realiza el papel de árbol, no tiene como objetivo en su vida el ser un árbol, pues es consciente de su condición de humano y sabe que nunca llegará a ser un árbol. Tan solo se procura llevar la realidad al límite, buscar la verdad del mundo y mostrarla.
    No creo que la capacidad de soñar nos haga esclavos de nuestros sueños.
    No creo que se trate de acercarse a la Magia, si no intentar mostrar Magia desde nuestras limitaciones.

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  4. Esa frase de Robert Houdin, padre de la magia moderna, es una frase que en estos tiempos esta fuera de contexto. 

    Houdin luchaba en ese tiempo por sacar de la calle y los misticismos de las estrellas y gorros de capirote a los magos y que se considerara como arte, es por ello la frase. Era una forma de expresar en aquel tiempo que lo nuestro era un arte capaz de estar en los teatros y que era ejecutada bajo unos principios técnicos.

    Si no entiendo mal los mensajes del Maestro Luis García, pretende hacernos volver atrás. 

    ¿Es así Luis?

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  5. Me encantó el ultimo parrafo,nací en el 79 y siento que vivo atrapado en libertades confinadas, quizas mi problema con la magia sea ese.Gracias Luis por todo lo que haces nos lo dejas ver.

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  6. Por cierto, un millón de gracias Señor Soutullo por compartir tantísimos conocimientos con nosotros. Pues estando o no de acuerdo en los fondos, es indudable todo lo que usted ha hecho y esta haciendo por este mágico y noble arte.

    Desde la Teoría de las mezclas, donde nace ese fantástico rito de iniciación y hace de detonante a cosas tan maravillas como la Mnemónica Tamariz, hasta la matriz estructural de las técnicas. Son sin dudas tus ideas el germén de muchas otras que han llegado y otras cientos aun por venir.

    GRACIAS MAESTRO!!!

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  7. LAS DOS FLECHAS DEL TIEMPO
    Ya he explicado en “La Concepción Mágica del Tiempo, final del 2º Mensaje” la existencia de dos flechas temporales: la racional, Pasado-Futuro y la metafórica Posible-Duración, de direcciones opuestas. Precisamente la inversión de la flecha racional se produjo aproximadamente en la fecha que Robert-Houdin perpetraba sus hazañas. De momento estamos en el principio del 2º mensaje, con “La Decisión de hacer Magia” y ya veremos si el interés se mantiene para llegar hasta el final. Ahora bien, si observamos la dirección de la flecha racional desde el tiempo en que Robert-Houdin llevó su versión de la magia a los teatros, a los salones de la aristocracia y, convertida en arma, a la vanguardia del ejército imperial hasta la situación actual como actividad infantil e irrelevante a la que ni siquiera se le concede el carácter de actividad cultural, lo único que se aprecia es su continua e inexorable degradación. Y curiosamente, es la magia esotérica que él despreciaba la que se mueve por los círculos aristocráticos. ¿Es esta la “dirección progresista” que quiere el señor Rubiales?. Permíteme Juan Luis que te conteste con la pregunta equivalente a la que tu me haces. En breve tendremos tiempo de debatir a fondo estos temas, si realmente te interesan

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  8. DESENMASCARANDO A ROBERT-HOUDIN
    Es el título de un libro escrito en 1908 por Harry Houdini. Inicialmente adoptó el seudónimo “Houdini” en honor de Robert-Houdin pero después perdió toda su admiración al comprobar que se apropiaba de los trabajos de otros ilusionistas. Aparte de sacar la magia de “los misticismos de las estrellas y gorros de capirote” para, una vez negada, convertirla en arte teatral, la anécdota más conocida de Robert-Houdin es su colaboración en 1856 con las fuerzas coloniales del Segundo Imperio Francés para sofocar una sublevación en Argelia, demostrando que la “magia francesa” era más fuerte que la local, mediante trucos como el de la bala atrapada entre los dientes o la caja metálica que varía su peso por acción de un imán oculto, lo que le permitía aparentar invulnerabilidad o tener más fuerza que cualquier guerrero. Pues bien, si los honrados artistas consideran estafa las formas tradicionales de la magia popular, la hazaña de este personaje es una canallada propia de una persona miserable y servil.

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  9. LOS TRES PLANOS UNIVERSALES
    Explicados también en el 2º Mensaje, será el tema de uno de los artículos de esta serie que revisa y actualiza los Mensajes 82. Pero resumo: Platón los llamó las ideas supremas de la Verdad, el Bien y la Belleza, siendo célebre su demostración, en el Banquete, de que el plano del Bien no pertenece ni al de la Verdad ni al de la Belleza; y todas las religiones tienen sus trinidades en la cumbre de sus panteones, incluida la cristiana con el Padre, el Hijo y el Espíritu. Cada uno de los tres planos tiene sus mitos específicos: la Piedra, la Balanza, la Sabiduría y la Justicia forman el plano de la Verdad, La Flecha, La Virgen, el Reflejo y el Amor el plano del Bien, el Inconsciente, la Jerarquía, La Creación y la Libertad, el plano de la Belleza. La Magia, en su sentido tradicional, no pertenece al plano de la Verdad, puesto que la Magia es siempre un reflejo de lo Real, ni al de la Belleza, al basarse en la Repetición y la Semejanza. El problema es que al no tener claro qué mitos pertenecen a cada plano, la confusión mental está garantizada. Amigo Juanky, la Magia no es la búsqueda de la Verdad, es otra cosa, y desde luego estoy de acuerdo contigo: los truqueros no tienen la más mínima intención de convertirse en magos dado que ese proceso es algo que está fuera de su capacidad de comprensión.

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  10. VOLVIENDO A LA FRASE DE LA DISCORDIA
    Pregunto ¿hay alguien que no le parezca una estupidez la frase “un banquero es un actor que representa el papel de banquero”?. NO, porque un banquero es un señor que tiene un banco y un montón de millones, y además, los banqueros existen. La definición de mago como actor que representa el papel de mago solo puede ser dicha por alguien que no cree en la Magia y por tanto, en la posibilidad de que existan magos. Y como no puede haber magos, los que hay solo pueden ser actores que actúan como magos. Los que así piensan deberían, por simple coherencia mental, hacer primero la carrera de actor y después especializarse en la interpretación mágica. ¡Cuanta calidad ganarían los espectáculos teatrales de ilusionismo!

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  11. Felicidades Luis y gracias por tus reflexiones. En general, comparto tus sutiles apreciaciones, a las cuales no pueden fácilmente acceder las mentes burdas y toscas adaptadas a la mercantilizada y superficial sociedad en que vivimos. Al leerte, observo que lo primero es darse cuenta de lo que uno siente y opina para después tratar de expresarlo en palabras y argumentarlo. Es una lástima comenzar argumentando y abandonar así aquellas verdades que nos dicta el corazón. Para las personas de mente abierta que creen en la magia no es fácil aprender a pensar de forma burda y torpe, aún sabiendo que ese camino conduce a la aceptación social. De igual modo, las personas racionalistas de cortas miras no pueden fácilmente acceder a la sensibilidad y sutileza de quienes buscan la verdad como algo situado en una capa más profunda que los pensamientos y la mente.
    Me parece muy acertado lo de que ni siquiera se trata de creer o no creer sino de decidir qué creer o, más bien, qué es lo que existe. Soy relativista y me gusta esa observación. Sin embargo, los dogmáticos creen que aquello en lo que no creen directamente no existe, como si ellos no hubieran decidido no creer en ello. Como si no hubieran decidido que algo no existe.
    Respecto al debate sobre el mago de capirote y el mago de chistera, considero que hoy día ya está bastante establecido que el mago hace trampas, por lo que podemos, si queremos, retomar la estética de mago auténtico y evitar el arquetipo de mago pijo, burgués, aburrido y engreído.
    Es natural que no crean en la magia quienes no tengan motivos para ello. Pero me sorprende que hay muchas personas dedicadas a simular que hacen magia cuando realmente no creen en la magia auténtica o la desconocen. Y, lo que es peor, cuando niegan de forma dogmática, obtusa e incluso despreciativa la posibilidad de haber magia real en la naturaleza profunda del universo. Me moleste ese desprecio dirigido a algo que desconocen y que no desean investigar. Me molesta esa estúpida soberbia racionalista. Aunque debo aceptar que haya quienes decidieron solamente creer en la razón como fuente de conocimiento. Es una decisión íntima y personal. Es un punto de vista relativo aún cuando esas personas sean absolutistas.
    También a mí me extraña que los magos generalmente no estudian teatro, más aún cuando niegan la existencia de la magia y afirman ser meros actores. Para ser mago hay que ser actor y para ser actor hay que ser artista. Hay, por tanto, muchas asignaturas que se saltan la mayoría de los truqueros.
    Se dice que las cabezas son redondas para que los pensamientos puedan cambiar de dirección. Abrazos.

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