jueves, 11 de agosto de 2011

El tigre, el dragón, y el piojo - por Luis García


EL TIGRE, EL DRAGÓN Y EL PIOJO
Por LUIS GARCÍA
En el libro mágico escrito por Toth, dios de la Sabiduría, hay dos hechizos. Si lees el primero podrás acceder a los cielos de arriba y de abajo y a toda la tierra, desde las montañas al mar. Serás capaz de entender a todas las bestias de la tierra y pájaros del aire, y a todos los peces que habitan en las profundidades.

Si lees el segundo hechizo, aunque te encuentres en la Ciudad de los Muertos, podrás volver a tu forma original y ver brillar al sol y la luna y hasta contemplar a los propios dioses.
He aquí dos de los poderes ancestrales de los magos: entender el lenguaje de los animales y regresar del mundo de las sombras. Hay por tanto un profundo respeto hacia todos los seres vivos, hasta el punto de que el mago tiene la capacidad de transformarse en su animal favorito.
El príncipe Neferkaptah consiguió apoderarse del libro rescatándolo del fondo del Nilo, donde estaba sepultado. Para conseguirlo tubo que matar a la Gran Serpiente que lo custodiaba. Su magia no fue capaz de dominarla de otra forma. Esto provocó la ira de Toth que convocó la asamblea de los dioses que le condenó a la muerte física, ya que el poseedor del segundo hechizo no podía morir definitivamente.
En cambio Teseo logró apoderarse del vellocino de oro, otro regalo del dios de la Sabiduría, sin matar a la serpiente que lo custodiaba, gracias a que el conjuro de Medea la adormeció, y el dios agradecido le brindó su protección propiciando el éxito de su aventura.
En estas antiguas leyendas vemos la importancia que tiene respetar a los animales sagrados y como están íntimamente relacionados con los poderes mágicos. Y el de Medea, “con el pie descalzo y sus cabellos sin adornos extendidos sobre los hombros” (Ovidio, Met VII.190…) es mas limpio que el de la espada mágica con la que Neferkaptah mató a la serpiente que le impedía acceder al libro.
En toda la mitología occidental, la serpiente guardiana de los conocimientos ocultos adopta la forma del dragón, animal terrible al que el héroe tiene que vencer, para acceder al tesoro y a la invulnerabilidad. Pero cuando el héroe mata al dragón, las consecuencias son catastróficas. Basta con recordar el trágico destino de Sigfrido.
En la alquimia china el tigre se opone al dragón, representando el principio activo frente al principio húmedo y pasivo. En la alquimia occidental son el Azufre y el Mercurio los metales que simbolizan los Dos Principios de la Dualidad Fundamental.
En el budismo significa la fuerza de la fe y del esfuerzo espiritual que atraviesa la jungla de la vida, representada por un bosque de bambúes.
En Malasia el curandero tiene poder para transformarse en tigre, que es el guía del viaje iniciático en el que el neófito muere y resucita después de haber atravesado la selva.
Para los gniliak de Siberia, el tigre, por su vida y sus costumbres, es un hombre verdadero, que no toma el aspecto de tigre mas que temporalmente.
En la mitología hindú el tigre es la montura de Shakti, la energía de la naturaleza controlada por Shiva y en la griega es una de las formas que adopta Dionisos.
Las culturas en las que no hay tigres, su papel simbólico lo adopta el jaguar, objeto de culto en gran parte de las culturas indígenas de Méjico, América Central y Sudamérica.
El jaguar destaca por su fortaleza, andar sigiloso, habilidad para la caza y velocidad, poderes considerados sobrenaturales, y en consecuencia, ligados a las prácticas de los chamanes y a rituales religiosos.
Para el antropólogo Gerardo Reichel-Dolmatoff la figura del jaguar era interpretada por la cultura precolombina como el canal de la energía cósmica y de su dirección con respecto a la humanidad dependía el futuro de la civilización.
El chamán se enfrentaba al jaguar en su trance. Si el chamán ganaba la contienda podía controlar la energía del universo y dirigirla hacia el bien. Si el jaguar prevalecía se transformaba en un monstruo que lo devoraba todo, adoptando la imagen de nuestro más oscuro ser.
Del jaguar aprendieron los antiguos magos toltecas el arte del acecho, guardando sus disposiciones en el invisible libro del conocimiento silencioso.
En la mitología china, cinco tigres son los guardianes y protectores de las cuatro puertas del mundo y su centro, en el que se encuentra el Tigre Amarillo, formando una cruz mágica con los cuatro puntos cardinales.
El Tigre Azul, al Este, sentado entre las flores de la Primavera; el Tigre Rojo, al Sur, con la aureola de los fuegos del verano; el Tigre Blanco, al Oeste, reinando sobre los crepúsculos del Otoño y el Tigre Negro, al Norte, dispensador de las aguas regeneradoras del invierno
Cuatro Tigres que son los Cuatro Elementos rodeando a su plano universal englobante, el Tigre Amarillo del Emperador Central, leyenda que se remonta al lejano tiempo en que el Dios de la Sabiduría reinaba en todo el mundo.
Es la Edad de Oro cantada por los poetas grecorromanos, ese tiempo mágico en el que “sin leyes ni jefes se cultivaba la lealtad y la rectitud”, cuando todavía “el pino no había sido cortado en sus montes y las abruptas fosas no rodeaban aun las ciudades” y todavía más sorprendente porque “sin recurrir a los soldados los pueblos pasaban la vida en apacible ocio libres de preocupaciones” (Ovidio, Met.I.90…)
En estos momentos en los que es patente la descomposición del Imperio y su régimen asociado, surgen las voces de sus mariachis diciéndonos que lo que hay es el máximo logro político-social de la humanidad. Y el mensaje cala entre los atemorizados ciudadanos, esclavos de sus deudas y de su ignorancia, que prefieren seguir viviendo en la mentira oficial que enfrentarse una realidad abrumadora.
El Régimen actual, regido por el Poder Económico, carece de cualquier principio espiritual, basándose su progreso en el genocidio y la aniquilación de las culturas tradicionales en las que se encuentra la auténtica sabiduría. Apoyado en religiones de dioses moribundos, que actúan como cáncer del espíritu, sus coreógrafos han inventado una historia para glorificarse y justificar los crímenes contra la humanidad cometidos en nombre del Crecimiento. En un alarde de cinismo dicen hacer lo que los ciudadanos quieren, cuando en realidad son serviles lacayos de los actuales dioses olímpicos llamados, coloquialmente, los Mercados.
Como ni siquiera creen en sus propios mitos, y sus cielos y sus infiernos ya no existen, niegan todas las realidades que no sean la imaginada por su delirante razón y en el colmo de su egolatría niegan hasta la posibilidad de una realidad mejor que el infierno globalizado que han creado.
No es de extrañar que en este contexto la magia tolerada tenga el mismo nivel de degradación, una vez que se ha conseguido encerrarla dentro del ilusionismo, limitando su existencia a ser la consecuencia del truco.
Este año los organizadores de la “V semana internacional do ilusionismo Compostela máxica 2011” contrataron para la gala a Lantin & Valerie que utilizan un tigre y otros grandes felinos en apariciones de grandes ilusiones. Como primera medida decliné la invitación para asistir a la gala. En segundo lugar desaconsejé la asistencia a personas que mostraron gran interés por los actos de la semana mágica. Por último decidí escribir un artículo en desagravio de los tigres y demás felinos en vías de extinción, como la humanidad lo está si no despierta de su demencia.
Los tigres son animales sagrados y no admiten la utilización degradante de ser figurantes en un espectáculo de ilusionismo malo (me niego a llamarlo espectáculo de magia).
¿Y cual fue la reacción de la gente? le pregunté a mi hombre de confianza que fue con toda la familia a pesar de mis advertencias.
Pasado el primer momento de sorpresa la reacción inmediata es de desagrado y rechazo: qué putada sacar un tigre y otros comentarios más fuertes, lo que dice mucho y bien acerca de la sensibilidad de los espectadores. No quieren la sorpresa y el asombro a cualquier precio ni como consecuencia de un ultraje al buen gusto.
Y no solo los tigres. Cualquier animal tiene un caracter sagrado. El Pez es el emblema principal del cristianismo, símbolo de la Salvación, el que devuelve la vista a Tobías y salva a Jonás, el que cura la infertilidad de Sara y alimenta a la humanidad.
El pez moribundo que “adivina” la carta atraido por un imán o que aparece en un vasito de agua que después se tira a la basura, son igualmente ultrajes al conocimiento silencioso y a la sabiduría ancestral, que solo pueden explicarse como consecuencia de la ignorancia y el mal gusto.
Y no solo los vertebrados. Los escarabajos son símbolos solares, cuando para huir de la ira de Seth, la Serpiente de las Tinieblas, todos los dioses se transformaron en animales. No es adecuado pegarlos a un arnés para que muevan objetos simulando no se sabe muy bién qué efecto mágico, que en el mejor de los casos no pasa de intrigante y causa fuerte rechazo al saber cómo.
Las hormigas no están para llevarlas en una cajita y soltarlas en el centro de un círculo de cartas iguales, simulando una adivinación. Incluso el piojo tiene su historia mágica.
Al enterarse de que los Magos Gemelos había derrotado a los Gigantes, los Señores de las Tinieblas los desafiaron a un nuevo combate, pero estaban muy lejos, trabajando en sus campos. Entonces Ixmucané, la Gran Abuela, eligió como mensajero un piojo cogido de su falda. Por el camino, un sapo se tragó al piojo, la serpiente Zakicaz devoró al sapo, el pájaro Vac se comió la serpiente y fue a este pájaro a quien los Hermanos Inmortales abatieron con su bola de palma. Al enterarse del desafío los Hermanos marcharon hacia Xibalba la Tenebrosa… y nosotros no existiríamos si no hubiesen ganado, mediante sus artes mágicas, ese combate.
Tenía que haber un mago, que en nombre de los magos conscientes, pidiera disculpas al espíritu del Tigre, y por extensión, al de todos los animales ultrajados por la soberbia de una civilización decadente.

2 comentarios:

  1. Tenía que haber un mago, que en nombre de los magos conscientes, pidiera disculpas al espíritu del Tigre, y por extensión, al de todos los animales ultrajados por la soberbia de una civilización decadente.
    Ese mago considero que es Luis García, con su actitud y relatos a mover consciencias en el trato que les damos a los animales.
    Pero peor aún es el trato que le damos a nuestros semejantes, que hasta llegan a morir de hambre y pirateamos sus riquezas impidiendo obtener los nutrientes a los que de manera natural todos tenemos derecho.
    http://dotsub.com/view/8446e7d0-e5b4-496a-a6d2-38767e3b520a#.TjCPamNyYuI.facebook
    ¿Cuál es el dios que nos condenó a alimentarnos de vida?
    ¿Será el gusano de la muerte que es el único que no devora vida?
    Y poniendo un poquito de humor, ¿Qué trato hay que darle al mosquito que nos está chupando la sangre? ¿Lo condenamos a muerte de un manotazo?
    ¿Es lícito privar a una hormiga de su jornada laboral devolviéndola a su hormiguero con un puñado de semillas para su recompensa? O ni así es ético, lo digo porque confieso que el autor del juego de la hormiga soy yo. Aunque la primera hormiga, fue ella misma, la que de manera mágica me pidió que la salvara de ser pisada en el parque, a cambio de adivinar las carta dentro de un círculo. Lástima que esta hormiga mágica muriese (así es la vida) pues era la única en elegir entre cartas diferentes sin necesidad a recurrir a un truco.
    Saludos

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  2. Mi crítica no se refiere a los animales mágicos, con los que todo mago tiene una profunda relación. Pero cuando ese animal muere, o dejas que muera, las sustituciones ya no son adecuadas.
    En cuanto a la reflexión sobre el trato que le damos a nuestros semejantes, tengo clarísimo que yo no soy el responsable. Será el régimen democrático, al que por supuesto no voto y del que denuncio sus crímenes en todas las ocasiones que puedo y en todas las magias que hago. Y no hay que remitirse a la imagen facilona y sensible, tan bien explotada por la propaganda del régimen, sobre el hambre en África. Ahí tenemos la vergüenza de la cárcel de Gaza, la degradación de los Guantánamos, de América y de aquí, los crímenes y asesinatos directos, y como carecen de escrúpulos, pronto sacarán a sus ejércitos derrotados contra sus propios ciudadanos desesperados.
    De lo que no hay ninguna duda es de que el trato a nuestros semejantes es consecuencia del que damos a nuestros animales. Y esto no tiene nada que ver con la reacción instintiva de aplastar al mosquito que te pica. El colonialismo, de antes y de ahora, siempre ha considerado animales a los indígenas. Y en nombre del Progreso y el Desarrollo los ha exterminado, apropiándose de sus recursos.
    Son estos mitos racionalistas los que condenan a la humanidad a una espantosa agonía, no los dioses, que viven apaciblemente la inmortalidad en sus olimpos.
    En cualquier caso, comprendo tu laberinto y se lo difícil que es salir.
    Un cordial saludo

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