viernes, 2 de noviembre de 2012

Mundo ideal - por Luis García




El sábado 13 de Octubre en la contraportada del País, Manuel Rivas nos presentaba una lúcida imagen de la realidad, como corresponde a un auténtico mago de la palabra, en un artículo titulado “El fuck off” que comenzaba así:





“Primero, que se jodan. Segundo, si los jodidos protestan, tratarlos como jodidos terroristas. Y tercero, si las leyes se resisten, violarlas, que para eso están, como las mujeres.”

Mientras el Sistema Democrático se derrumba dejando al descubierto la mayor tiranía que la humanidad ha conocido jamás, pues nunca hasta ahora los oprimidos se habían creído libres, ese mismo día, el mismo periódico que hacía propaganda del libro de Gazzaniga nos deleita con una entrevista a otro neurocientífico, Steven Pinker, abundando en esa ideología neofascista enfocada hacia un público sumido la ignorancia, como es el moderno consumidor de tecnología basura.

Si Gazzaniga nos privaba del alma y del espíritu, transformándonos en mecanismos cerebrales que se estudiaban en el laboratorio, utilizando algunos ilusionistas como conejillos de indias, Pinker nos dice que nada de quejarse puesto que vivimos en el mejor mundo posible:

“..nuestra época es menos violenta, menos cruel y mas pacífica que cualquier período anterior de la existencia humana...”.

Este individuo, que desconoce lo que es la vergüenza, debería tener el valor de sostener esto en Gaza, Damasco, Bagdad, Afganistán… en los suburbios de Río, México, Tijuana… ante los tripulantes de las pateras, los caídos en la Frontera, los desaparecidos en las cárceles secretas… La neurociencia es una gran estafa con una pátina seudocientífica enfocada a expandir una ideología que le viene muy bien a los poderes dominantes, por la que no tiene sentido protestar por las tropelías que se cometen y en consecuencia el que se opone es un terrorista al que hay que eliminar. En definitiva una sociedad de esclavos a los que se manipula para que se crean libres, mientras que los verdaderos hombres libres son el enemigo a combatir.

Para ello se recurre a la mentira y el engaño, cosa que jamás haría un verdadero científico al que debería mover el amor a la verdad. Así, para explicar que “vivimos en la sociedad menos violenta de la historia” nos recuerdan dos lecciones de matemáticas: la primera es que para comparar hacen falta dos términos, y la segunda que para definir una línea (que él llama tendencia) hacen falta al menos dos puntos, cosa que ya Euclides estableció como axiomas de su geometría.

Lo que no se dice es que para que esto sea cierto las variables tienen que ser homogéneas, y por supuesto, la variable temporal no lo es. Dos puntos del tiempo no son, en general, comparables, sobretodo si en uno de ellos no existen datos estadísticos para poder establecer la comparación. Decir que en tal sitio, hace mil años, o dos mil, o quinientos… había más o menos violencia que ahora es el mismo disparate que decir si llovía más o menos. Se trata de una proposición indecidible puesto que en esa época no existían datos para poder hacer semejante afirmación.

Nuevamente se carga contra las sociedades no tecnológicas, a las que llama tribales despreciativamente, llenas de violencia en relación con el idílico mundo tecnológico en el que vivimos. Hay que tener cinismo para mentir tan descaradamente y una absoluta ignorancia para creerse esa mentira: el peligro mas grave que tienen los habitantes de esas sociedades tribales o primitivas es que lleguen los científicos de una ciencia podrida y los sacerdotes de religiones en descomposición y se dediquen a su actividad favorita que es el genocidio para apropiarse de sus recursos naturales, como hicieron los españoles y a continuación todos los europeos, y como hacen todos los imperios y mucho más los económicos, como el que actualmente gobierna.

Bien que algunos ilusionistas colaboren en este montaje. Por el hecho de disponer de algunos trucos de magia no son más que ciudadanos normales con derecho a mantenerse en la ignorancia que se imparte desde los canales de comunicación.

Pero un mago es un hombre de conocimiento y sabe que tanto la doctrina de las Tres Edades (teológica, metafísica y científica) como la certidumbre de que la mirada refleja fielmente lo real (y que por la Observación se puede penetrar en todos los secretos del universo) no son mas que mitos degenerados que el delirio racionalista eleva a la categoría de verdades absolutas.

4 comentarios:

  1. En efecto el pensamiento neofascista y el pensamiento mágico son antagonistas.

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  2. Poco a poco el montaje se desmorona, pero quizá es también más fuerte que nunca. El tiempo dirá.

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  3. Especialmente cuando los esclavos que se creen libres colaboran a sostenerlo machacando el futuro de sus hijos. En cuanto al tiempo ya dictó sentencia y en los textos sagrados, que los magos auténticos conocen, está escrito.

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  4. creo que necesitaba leer algo asi ultimamente hay demasiado de todo en todo y la verdad es que no parece nada comparto el pensamiento

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