EL PUBLICO COMO RESPONSABILIDAD DEL ARTISTA
Por Javi Benítez
Me pedía el admiradísimo Luis Arza que escribiera en estas tertulias mágicas, pero ante tanto conocimiento y tanta buena pluma, realmente no creo que sea el lugar idóneo para escribir mis opiniones. En primer lugar, porque no me veo a la altura y, en segundo lugar, porque analizar no es mi fuerte (lo demuestran mis calificaciones escolares).
Sin embargo, ante la insistencia e inspirado por el sugerente texto de Manu Montes sobre los espectadores, me atreveré a disertar sobre algunas ideas desordenadas en este asunto.
De antemano, quiero dejar patente que las ideas que aquí voy a exponer no son ni una respuesta al texto de Manu, ni pretende ser una ampliación y mucho menos un sustituto. Simplemente he tomado el tema como referencia para hablar de algunas ideas que vengo pensando de un tiempo a esta parte sobre los espectadores.
Muchas veces he dicho y escuchado después de una actuación que si el público no esta bien, que si había gente que hablaba mucho, que si la luz no era la adecuada y por eso el público estaba frío, etc.
Parto, para lo que voy a decir sobre el público, de la base de una actuación de magia formal en la que el público tiene más de ocho años, que sabe que va a ver una actuación de magia y que no está ebrio.
El espectador como intérprete.
Creo que debemos tener siempre presente el esquema de comunicación básico (emisor, mensaje, código, canal, receptor, medio, etc.). Pero sin entrar a hablar del propio esquema, sí haré hincapié en las cualidades propias del receptor en un acto de comunicación (entendiendo que toda obra de arte es un acto de comunicación).
El espectador interpreta lo que nosotros como artistas transmitimos. Por lo tanto, como apunta Luis García, se podría decir que la idea de lo que somos es más real que la realidad cotidiana pues, al fin y al cabo, es la que nos interesa moldear para que nuestro mensaje sea interpretado por el espectador de la forma más clara posible.
Por lo tanto, podríamos decir que el espectador es el verdadero intérprete de nuestro acto y el mago toma el papel de guía.
Esto es interesante para concentrar nuestra atención en ese papel de guía o director de la realidad que se va conformando en la mente del espectador. En este sentido, el artista, como un escultor, debe moldear la imagen que proyecta para que el espectador se forme una idea clara de lo que éste, como artista, le quiere transmitir.
No digo con esto que el mago no es intérprete, simplemente que hace la doble función de guía e intérprete. Siendo tan importante una como la otra. Lo que nos lleva al segundo punto.
El mago como director de la interpretación del espectador (la importancia de la concepción mágica).
Digamos que el mago es un escultor que tiene una idea (sea emocional o racional) de lo que quiere transmitir. Y ya sabe qué forma le va a dar a la obra (tendrá, por ejemplo, forma de alternando los colores). Pero a medida que crea la obra va encontrando vicisitudes por el camino (el público parece confuso, hay distracciones, etc.) y por tanto debe ir amoldando su obra a medida que la ejecuta (el ritmo, las pausas, resaltando más unos aspectos y atenuando otros, etc.). Para ello, debe tomar decisiones por el camino y deben ser las correctas. ¿Cómo saber cuáles son las correctas?
Un proverbio inglés dice: “Si no sabes a donde quieres ir, ¿cómo vas a saber qué camino tomar para llegar hasta allí?”. Si no tienes una concepción mágica y artística, no puedes saber qué camino tomar.
Hay artistas que toman el camino de prueba y error: “yo hago esto y si no funciona lo cambio para la próxima vez”. Así se han formado muchos artistas pero es también el camino más largo. Parece más práctico formarse una concepción mágica y supeditar toda tu magia a esa concepción. Y, parafraseando a Groucho Marx, si una composición no se adapta a tu concepción mágica, ¡siempre puedes tener más de una!
Si podemos moldear la mente del público, podemos moldear al público.
A parte de la magia, he dedicado bastantes años de mi vida a la publicidad donde el público (target o público objetivo) es “moldeado” de alguna manera, no sólo para consumir un producto o servicio, sino también para cambiar sus hábitos de conducta como conducir con precaución, abrocharse el cinturón de seguridad o actualmente cambiar nuestra conducta a la hora de admitir a un fumador a nuestro lado (algo que hace sólo unos meses era habitual, ahora parece que a todos les parece horrible).
De la misma manera que la publicidad “moldea” como un escultor, nosotros también debemos ser conscientes de que debemos “moldear” y “dirigir” la interpretación del espectador. Como un director de teatro dirige la interpretación de los actores.
Dentro de la dirección hay varios aspectos a controlar:
Las espectativas
Una persona puede decidir si ir a ver una película de autor o una ligera de comedia romántica, sin embargo, el público que va a ver un espectáculo de magia sin saber quién es el artista de turno puede tener unas espectativas que no controlamos dependiendo de su experiencia anterior. Es por eso que conviene tener esto en cuenta y debemos actuar en consecuencia. Si nos encontramos en una situación en la que el público no sabe a lo que ha ido, debemos moldear sus espectativas lo antes posible para no defraudar y perder el control de la dirección de los espectadores.
Y es que es fácil defraudar aunque el espectáculo que se ofrezca sea excelente si las espectativas eran otras. Imagina que vas a ver una película que crees que es de risa y de pronto te encuentras con un drama largo que no querías ver en ese momento. Difícilmente te va a parecer una buena película.
Miguel Ángel Gea es muy consciente de esto y os podría hablar mucho más que yo. De hecho, creo que él fue el primero que me hizo recapacitar sobre esto. La cuestión es que él suele bajar mucho las espectativas del público nada más empezar. Y a partir del momento en que el espectador ya no espera nada especial, entonces empieza a construir el espectáculo. Digamos que en el momento en que el espectador ha bajado sus espectativas de lo que va a presenciar es cuando él toma las riendas de la interpretación del espectador, ya que éste último ha bajado la guardia y eliminado sus prejuicios sobre lo que ha ido a hacer allí donde ocurre la actuación.
El contexto
Pongamos un ejemplo: un hombre adulto que es muy responsable y serio en su trabajo, puede ser muy infantil e ingenuo si está jugando con sus hijos.
En parte, esto se debe a que el contexto ha cambiado. En el nuevo contexto familiar, el mismo hombre siente que nadie le está juzgando por lo que haga o deje de hacer, también porque sabe que a los niños les gusta jugar, mancharse, correr y caerse. Por no hablar de pedos o palabras mal sonantes. Simplemente les chifla.
El artista, como director y maestro de ceremonias, en parte debe manipular el contexto. Según la energía que transmita, así moldeará el contexto de una manera o de otra. Llevémoslo al extremo con otro ejemplo. Supongamos que estamos en una habitación fría con luces de neón y mucho ruido fuera. De pronto entra en la estancia una joven extremadamente hermosa (en el caso de que seas una chica, imagina a un joven. En el caso de que seas chico pero te gusten los chicos, imagina a un joven. En el caso de que seas chica y te gusten las chicas, una joven. Si te gustan otro tipo de seres vivos o no vivos, puedes imaginarlo también, si te... en fin... que entra algo hermoso). Y esa persona nos habla y nos seduce con lo que dice y hace. En ese momento, el contexto parece transformarse y no importa si la habitación es fría, ni si la luz no es la adecuada o si hay ruido fuera. Porque ahora sentimos que estamos en el lugar adecuado en el momento adecuado y ella ha transformado el contexto de alguna manera y lo ha hecho más agradable.
Como artistas somos también los responsables de estar por encima del contexto y moldearlo a nuestro gusto. Si se trata de que el espectador juegue con nosotros, debemos saber transformar el contexto para que el espectador sienta que, ahora, el lugar donde está es una zona de juego con unas reglas determinadas diferentes a las que él creía hasta ese momento.
El grado de implicación
Para que alguien se sienta implicado con lo que hacemos parece que tenemos varias opciones entre las que están:
Que a esa persona le interese la magia de por sí.
Demostrarle a esa persona que lo que hacemos es interesante.
Interesarnos tanto por lo que hacemos que los espectadores sientan curiosidad por entrar en nuestro mundo.
En este caso, la tercera opción parece la más adecuada. Sucede aquí como cuando alguien mira al cielo y todo el mundo mira a ver qué ocurre en el lugar hacia donde mira. Si uno pone su alma y todo su interés en lo que hace, no tiene que demostrarle a nadie si es interesante o no ni tiene que estar supeditado a los gustos del espectador.
Avner es un gran ejemplo de esta última opción. Durante todo su espectáculo no pretende demostrar nada, simplemente está interesado en lo que está haciendo.
Para esto, es imprescindible que lo que hagas sea bueno, interesante y, sobretodo, que no aburra. Pero si ya has captado el interés y el espectador está implicado, entonces el terreno estará preparado para comenzar a sembrarlo de ideas y realidades mágicas.
Y dejo de esta manera, inconcluso y abierto el texto para continuarlo algún día o para mantener vivo el debate y que otros opinen y analicen.
¡¡Un abrazo queridos tertulianos!!
Muy interesante. Al respecto hay ideas muy interesantes en el trabajo LA EXPERIENCIA MÁGICA de Manu. saludos
ResponderEliminarImposible no estar de acuerdo en todo lo expuesto. A destacar dos ideas que me parecen claves:
ResponderEliminar1. El mago hace el papel de guía y lleva al espectador al mundo de la magia, a la realidad daimónica que diría Patrick Harpur.
2. Si no tienes una concepción mágica, no vas a ninguna parte. Pero una sola puede resultar insuficiente, puesto que la realidad mágica es múltiple.
Se agradecen estas reflexiones hechas desde la experiencia directa con el público. Espero que la aportación continue.
Gracias Luis, muy interesantes esas dos puntualizaciones que me sirven a mi también para organizar más claramente mis propias ideas.
ResponderEliminarSobre el tema de las múltiples concepciones mágicas dejo aquí referencia al texto de Ricardo Rodríguez, Una Propuesta Conciliadora, un texto que apareció en la Circular de la Escuela Mágica de Madrid y posteriormente en algunos textos de Gabi o en las mismas notas de conferencia de Ricardo. Dicho texto trata sobre la conciliación entre la llamada Magia Ficcional y la llamada Magia Realista. Al fin y al cabo, dos concepciones o dos lenguajes mágicos diferentes y que uno como creador de sus propias composiciones tiene la potestad de tomar un camino o el otro según le sea propicio en cada momento.
Gracias Javi por esta interesante aportación.
ResponderEliminarConcebir la reacción del público como responsabilidad exclusivamente nuestra no sólo tiene mucho de verdad, sino que además nos sirve como factor de automotivación para buscar en nosotros mismos las soluciones cuando algo no funciona.
¡Un abrazo!
Me ha parecido muy interesante esto que apuntas de que Gea rebaja de entrada las expectativas para luego remontar. Aunque lo he visto, no soy consciente de este hecho. Me parece muy acertado e intersantísimo. ¿Puedes precisarlo?¿Explicar que hace para conseguirlo?.
ResponderEliminarGracias!
Está claro que si empiezas con una espectativa baja después es más fácil subirla, pero quizá lo más adecuado es empezar ya con ella un poco elevada y que el contexto y desarrollo de la sesión la vaya elevando al igual que la tensión dramática inherente a una actuación. Aunque en mi opiniónn esta es una de las partes menos importantes del artículo que casi tendría que ser evidente.
ResponderEliminarGracias Javier por el artículo.
ResponderEliminarLas espectativas eran altas ayer en Córdoba después de haber conseguido el premio Ascanio 2011, Javier con movimientos lentos y claridad manifiesta, nos impacta con efectos asombrosos desarrollando su rutina premiada. Contándonos las anécdotas y aspectos de su construcción y deseando ver la próxima conferencia que está preparando.
Enhorabuena por el premio y sobretodo por la buena Magia que derrochas y que sigas cosechando muchos éxitos. Abrazos
Estando hace un par de dias con Juan Luis Rubiales, me planteo una duda con respecto a las expectativas. Y quizá no lo expliqué correctamente o no elegí las palabras correctas. Estoy pensando que mas que "bajar" las expectativas, lo que hacen tanto Gea como Rubiales es "eliminar" cualquier expectativa previa que puedan tener algunos o todos los espectadores para comenzar el show desde cero sin el peligro de que tengan una idea equivocada de lo que van a ver.
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