miércoles, 4 de enero de 2012

La pregunta - por Mariano Vílchez



Conforme me acerco a ella, intento hacerme una idea del espíritu de la mesa. Lo único que percibo es a una chica que parece aislada del resto del grupo.

Es sábado y mi colega Voty y yo estamos haciendo magia de cerca en una cena de empresa. Llevamos ya unas cuantas mesas y el cansancio empieza a hacer mella poco a poco en nuestra energía inicial.

Llego a la mesa. Pretendo realizar una rutina de carta ambiciosa, adaptándola a algún comensal en particular. Pregunto con tono guasón por la persona más dominante de la mesa, la que siempre dice la última palabra, quedando casi siempre por encima de los demás.

Mis sospechas se confirman cuando toda la mesa al unísono me señala la chica en la que me he fijado previamente. Resulta ser una especie de jefa de grupo. Es una chica bien parecida de pelo corto y no parece molestarse lo más mínimo por el hecho de que el grupo la haya señalado.

Procedo con la rutina. La chica firma la carta, “imprimiéndole” su personalidad. A partir de ese momento toda la mesa comprueba como, introducida reiteradamente en el centro del mazo, la carta sube una y otra arriba. De este modo, va quedando por encima de las demás cartas, cual metáfora de la posición que la propia chica como jefa ocupa.

Los comensales se divierten. Es una rutina de siete fases muy pulida. El hecho  de personificarla de este modo la hace más interesante, si cabe. De momento va funcionando bien conforme me voy acercando al final.

Entonces llega al momento del el maravilloso pop up de Larry Jenning. La fascinación de la carta jorobada que sube visualmente y la confirmación de su identidad por parte de la espectadora que la coge y la muestra al resto del grupo constituyen una misdirection poderosa que aprovecho para cambiar la baraja por el Omni Deck que guardo en el bolsillo izquierdo de la chaqueta.

Le entrego ahora el bloque de metacrilato cubierto por la carta firmada a la chica para que lo sujete entre las manos. El bloque tiene así el aspecto de una baraja normal y corriente. Retiro la carta superior firmada. Ahora sólo le queda el bloque entre sus manos cuando ella cree tener el resto de la baraja. Se avecina un mazazo poderoso.

Le sugiero que tener que quedar siempre por encima de los demás tiene su riesgo, ya que a veces uno puede sentirse solo…

Me quedo en silencio mirando un rato sus manos. Al final, con un gesto de las cejas, le indico sin palabras que las abra.

Como previsto, su boca y ojos se abren de asombro. La visión inesperada del bloque en sus manos la causa un gran impacto,  contagiándose la reacción al resto de la mesa. Sin embargo, una vez superado el pasmo inicial, me suelta con una inesperada frialdad la pregunta.



¿Cómo lo has hecho?



Me he quedado desprevenido porque no me la esperaba en su caso. Pero ella insiste.



¿Cómo lo has hecho? ¿Cómo has cambiado la baraja por el bloque?



                                                        ......


Es ésta una pregunta compleja de contestar y sin embargo una de las más escuchamos los magos por parte de los profanos. Y ante tal vicisitud, ¿qué conviene decir? ¿Qué es lo que de verdad nos conviene contestar cuando nos preguntan cómo hemos hecho tal o cual juego o efecto?

Existen algunas respuestas convencionales pero ninguna me convence demasiado. Veamos algunas de ellas.


¿Cómo has hecho eso?



Muy bien.
Pretencioso, soso.


¿Sabes guardar un secreto?  Yo también.
Frustrante.


Con mucho estudio y trabajo….
Una respuesta aparentemente sensata pero… ¿de verdad queremos cargarnos el aura misteriosa de nuestra magia diciendo que sólo es cuestión de esfuerzo y estudio?  


Los magos no podemos revelar nuestros secretos. 
Menos malo, pero igualmente aporta un matiz de accesibilidad que se carga el en parte el misterio de nuestra magia. ¿Realmente queremos dar a entender que la magia es sólo cuestión de poseer cierta información?  


Tengo ciertos poderes.
Además de ostentoso, es más que cuestionable. Aunque es cierto que los magos tengamos ciertos poderes (la capacidad de seducir, de confundir la razón, de sugestionar…), no creo que debamos presumir de ellos. Si acaso los espectadores nos los tienen que atribuir en su imaginario.


Todos tenemos ciertos poderes pero yo los he desarrollado.
Tal vez más creíble, sobre todo si nos movemos en el campo del mentalismo.


De cualquier forma, independientemente de la respuesta que demos a la citada pregunta, el mero hecho de que nos la formulen ya nos indica claramente que algo ha fallado estrepitosamente.

El preguntar por el “cómo” indica que el juego se ha percibido cómo mero puzzle y que ahora el espectador sólo pretende recomponerlo.



Según Darwin Ortiz, una respuesta mejor por parte del espectador que la de:


¿Cómo has hecho eso?

sería la de:


¡Eso no puede ser! ¡Eso es imposible!


Según Ortiz, estas expresiones sí que indican fuera de toda duda la derrota absoluta del raciocinio del espectador, que ha quedado tan impactado que ni siquiera es capaz de plantearse pregunta alguna.  


Pero incluso este tipo de respuesta dejaría bastante que desear en algunos casos, porque sería señal que el juego no ha impactado más allá de su aspecto de asombro o de imposibilidad, cuando nosotros hemos pretendido provocar algo más en el espectador.


                                                        ......


Pero es que yo ni siquiera acabo de conseguir esa respuesta por parte de la espectadora frente a la que me encuentro ahora, la cual, con el bloque en sus manos, ajena ya al asombro y a cualquier emoción mágica, insiste en preguntarme una y otra vez cómo lo he hecho, cómo he cambiado la baraja por el bloque.


Me siento frustrado porque sé que algo ha fallado.

Puede ser que no logrado que se implicase en la presentación que le he ofrecido.

Puede ser que he potenciado demasiado el reto a la hora de presentar el juego.

Puede ser que he potenciado más la imposibilidad que la metáfora vital que pretendía transmitir.

Puede ser que se trate de una espectadora entramadamente analítica, que a lo mejor incluso no ha querido dejarse llevar por la emoción mágica por no quedar demasiado indefensa ante sus subordinados.

Puede ser que no me haya tomado en serio como mago, porque ni mi aspecto ni mis ademanes me han vendido como tal.  

O puede ser simplemente que le metáfora que pretendía evocarle no ha calado en ella (aunque me aferro a creer que quizá si lo haya hecho a un nivel inconsciente, de ahí su necesidad de buscar la baraja desaparecida).



A pesar de que la batalla está más que perdida, me embarco en un diálogo desesperado.


¿Cómo lo has hecho?

¿Tú qué crees?

Que nunca ha habido baraja.

Pues me has pillado.

Venga ya. Tú no me lías. La has cambiado cuando no me he dado cuenta.

Al final has caído.

Me estás liando.




Es verdad. La estoy liando porque  quiero marearla, jugar con ella tras mi fracaso, aprovechando la oportunidad de sacar alguna última información sobre la psicología del profano y  su reacción (o ausencia de ella) ante la magia.

Pero es tarde, no he logrado mi propósito y mi vista se dirige ya a la siguiente mesa de comensales, que me reclaman amablemente con un gesto de la mano, manifestando tal vez una mayor propensión al asombro, al sueño, a la posibilidad…

23 comentarios:

  1. Ibán Geoventura4 de enero de 2012, 8:22

    Quizás la imposibilidad que se hace patente en la magia lleva al espectador a preguntarse el cómo y el cuándo, quizás en esta avanzada sociedad el asombro y la imposibilidad de la magia se reduce al "ya me ha engañado", quizas en estos tiempos solo sea una utopía el esperar ese algo más en el espectador. Yo me inclino a pensar que hay varios factores propios del espectador que los magos aun no podemos controlar, como el nivel cultural, la naturaleza analítica de cada persona, el orgullo...quizás el mago lo haga todo bien y el espectador frente a la posibilidad de ser engañado o simplemente de ser trasladado a una ficción vivida en directo se resista a vivir esa experiencia mágica por el hecho de no ser cotidiana dicha experiencia y todos sabemos que el ser humano es un animal de costumbres y le incomoda cambiarlas. En fin esta es mi humilde reflexión a la pregunta Mariano.

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  3. Que tal campeón?

    Yo muchas veces.. les doy el mérito a ellos.. o diciendo no se.. me ha salido solo.. jeje. En tu caso, se me ocurre responder a esa pregunta con un.. Dímelo tu, eres la que tenias el mazo en las manos! O una cosa que hace mucho Mario (el mago de Sevilla), que siempre me ha encantado es.. darle el merito a otro.. en plan: -Me lo ha enseñado el (señalando a otra persona) le da un carácter como mas humilde al mago.. y la gente se ríe y se le olvida.. ya que de momento me pongo hacer otro juego.. o me voy a otra mesa hacer magia.

    Pero retomando a la frase que te he dicho antes.. la de Dímelo tu, tu eras la que tenia el mazo en tus manos! te lanzo una idea a ver que te parece.. Y si intentas transmitir que es ella la que hace la magia pero de forma inconsciente? Me explico.. como que a ella le ha pasado algo mágico o se ha impregnado en algún momento de tu magia.. para que le ocurra algo.. alguna reflexión que deba ella de hacerse para explicar ese efecto. Podrías ser tu uno de los que se sorprende al caer el bloque de metra-quilato y seas tu el que se adelante a esa pregunta y le digas!! pero que has hecho? donde está el mazo de cartas? y ahora es cuando viene la reflexión el porque a esa pregunta... Ah ya se.. es que.. bla bla bla

    No sé si entiendes mi idea.. la verdad que lo estoy escribiendo según me está saliendo y no estoy hoy muy lúcido. Puee que te ayude o puede que no! pero pa eso estamos no??

    Un abrazo grande y Felicesss Reyessssssss!!!

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  4. Por cierto, no había leído la reflexión de Ibán en la que tb estoy de acuerdo.. no es lo mismo hacerle magia esa espectadora.. que seguramente a un niño.. y si te vas a otra cultura donde no han visto magia en su vida.. pues ya me diras tu que es lo que te preguntaran.. si es que te preguntan, porque posiblemente se queden.. petrificados!

    Por cierto no se que he hecho antes, porque creo que no se había publicado bien! creo que ya esta solucionado!

    Un saludo a todos!

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  5. Precisamente al estar los espectadores instaurados en un sistema racionalista la magia debería ser su vía de escape. y si hoy día no es factible, es que todavía no se ha trabajado lo suficiente.
    ;)

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  6. A lo mejor todo es más simple… puede que esta espectadora solo comprenda la magia como un desafío intelectual o no le importan los “porqués” sino el “como” o, simplemente, no le gusta la magia. Quizás ella no pagaría por asistir a una sesión de magia de cerca al igual que yo no pagaría por ver cierto tipo de espectáculos... y en este caso no dudamos de la calidad lo que ocurre es que, sencillamente, no nos gusta. Pero claro, como más o menos esta espectadora se encontró forzadamente la magia en su mesa reaccionó como pudo, acorde a su manera de ser y forma propia de entender lo que estaba viendo.

    Creo que como cualquier arte o espectáculo la magia no es ni tiene por que ser para todos los públicos y además, desde un punto de vista artístico, creo que no debemos obligar o manipular a nuestros espectadores para que así sea.

    Saludos,


    Pedro Bryce.

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  7. Yo no voy a entrar a divagar sobre porque hacen la pregunta.

    Cuando estoy actuando y me hacen esa pregunta, tengo la respuesta que considero perfecta para salir del paso como un artista.

    La chica me mira y me dice: ¿Como lo has hecho?
    Y yo le respondo: Con mucho cariño, mucho amor y pensando en que te guste.

    Y todas las personas que lo oyen aplauden, porque es una muestra de cariño y afecto hacia el público, algo que me parece necesario. El maestro Miguel Gila al acabar su actuación decía: Muchas gracias, les quiero mucho. Miguel Rios en sus conciertos dice en mitad de las canciones: Que guapos sois joder! Kayto grita: OS QUIERO, GUAPAS, GUAPOS! A la gente le encanta que les digas un piropo, una muestra de cariño, eso le alegra un día a cualquiera y así que como mínimo les sacarás siempre una sonrisa con esa respuesta.

    Y a parte contesto a la pregunta, dejo claro que no voy a hablar sobre el secreto del efecto y por eso dejan de preguntar, quedo como un señor, consigo con una pregunta impertinente sacarle una sonrisa a todo el público y sobre todo NO MIENTO! He ensayado muchisimas horas pensando en que el público se sorprendiese, en que le gustase y disfrutasen de ese momento y todo ese ensayo lo he hecho con mucho cariño y mucho amor. Y les contesto a la pregunta, les digo la verdad, les digo como lo he hecho, LO HE HECHO CON MUCHO CARIÑO Y MUCHO AMOR Y PENSANDO EN QUE LES GUSTE!

    Incluso fuerzo la pregunta para contestarles y demostrarles ese cariño que les tengo como público.

    Esta es mi humilde opinión, como la mayoría de las grandes ideas se me ocurrió de casualidad un día que me hicieron la pregunta y estaba inspirado, me gustó la respuesta y desde entonces la uso siempre que puedo. Si puede serviros para salir del paso me alegra haber podido aportar algo a este foro que tanto me ha dado y al que tan poco he podido yo aportar.

    Quique.

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  8. El fallo está en que has elegido a la chica (mal, jajaja)ambiciosa y cómo demuestra el juego tiene que quedar por encima siempre, necesita tener la última palabra.
    Bromas aparte, en un mismo juego habrá quién entre más en el asombro, el sueño, la ilusión y los que necesiten preguntarse, el cómo lo has hecho.
    Anthony Blake, aunque no le hagan la pregunta verbalmente responde cómo si se la hubiesen hecho:
    Todo lo que han visto ha sido producto de su imaginación, no le den más vueltas.
    Estoy de acuerdo y más en la linea de Quique hay que salir de esta situación con una frase no explicativa y que aviva el debate, un gesto sin palabras o el sonido que utiliza Juan Tamariz de su vilolín, afianzando que se ha hecho la MAGIA.
    Mariano,según que estado de pureza mágica quieras conseguir, puedes decir que lo consideras un fracaso (no rotundo pero algo de fallo puede existir). Describo un ejemplo: Los magos somos los peores espectadores y los que no nos relajamos para disfrutar del espectáculo, en esa busqueda de cómo se hace, salvo en las conferencias que sabemos que a continuación se va a explicar. La mejor experiencia personal de disfrutar de Magia en un congreso la conseguí en Alicante Mágico con "José que soy yo" y "Javi Santos", y me gustaría saber la razón, y analizar lo que consiguieron estos artistas, que fué muy comentado por todos los compañeros. Saludos

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  9. Gracias a todos por los comentarios.

    Nolo y Quique, interesantes e intuyo que eficaces las respuestas que dais a la pregunta de ¿cómo lo has hecho?

    Particularmente curiosa la reacción que planteas, Nolo, de atribuir el efecto por accidente al espectador (así, seguro que no te formula la preguntita).

    Ibán,tu postura queda bien detallada pero es demasiado pesimista para mi gusto. En estos tiempos tan racionalistas, como dices, algunos paradigmas e instituciones frutos del progreso racional se van agotando, la gente ha buscado, busca y buscará algo más que lo establecido y lo racional. Necesita satisfacer su componente irracional, simbólica y mágica. De hecho ya lo hace de muchos modos en su vida cotidiana sin darse cuenta, pero esto acarrearía otra discusión.

    El culpar a los espectadores en general, o a esta espectadora en concreto, es improductivo y no nos ayuda a mejorar cómo magos. Tenemos que partir de que es posible trasladar la experiencia mágica a cualquier espectador para sacar la energía y convicción necesaria para trabajar en busca de esta meta, como dice Manu.

    Imagina un chaval que empieza en el ilusionismo y que se pone hacer algunos "trucos" recién aprendido sin aplicar construcción o teoría alguna. Entonces, aunque a algunos espectadores les puedan llegar a engañar algún juego, para muchos espectadores, sus trucos ni siquiera resistirán la criba del engaño.

    Si el chaval responsabiliza a esos espectadores de que le "pillan" los juegos por ser especialmente analíticos, entonces no evolucionará, hará mal ilusionismo o incluso abandonará su afición.

    Sin embargo, si busca en sí la causa de su falta de eficacia, probablemente siga estudiando, descubra Ascanio, la teoría de la construcción y otros textos y autores que le enseñarán lo necesario para que sus juegos engañen y impacten a más espectadores, incluso esos primeros a los que no llegó antes.

    Esto es lo mismo. Yo he construido aceptablemente mi juego de la carta ambiciosa. Al final he engañado a la espectadora, puesto que al final del mismo me pregunta que cómo ha sido posible. Sin embargo esa pregunta delata que no ha vivido la experiencia mágica que yo pretendía y de que juego se han quedado, hasta cierto punto, en un mero puzzle.

    Si me conformo y le he hecho la culpa a por ser demasiado analítica, entonces no evolucionaré hacia la panacea mágica que persigo. En vez de eso, me interrogo sobre lo que ha fallado en mi proceder, busco respuestas en mí a través de la experiencia y comparto el nudo o dilema con vosotros, en este artículo.

    Porque lo curioso de este texto es que la premisa fundamental no es qué es lo que debemos contestar a la pregunta, planteamiento al que habéis dado interesantes propuestas, sino más bien por qué esa pregunta de "cómo lo has hechoE SUPONE UNA CIERTA CARENCIA MÁGICA DEL JUEGO QUE ACABAMOS DE REALIZAR, por lo que nos convendría preguntarnos qué es lo que ha fallado cuando nos la formulan.

    Puedo estar equivocado, pero que la verdadera experiencia mágica no genera tal pregunta, aunque sí tal vez otras.

    Gracias a todos, incluidos a Bryce y a Paco, que no he citado.

    Que siga la discusión, si os apetece.

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  10. Muchas gracias Mariano! eres un fenómeno.

    Mi opinión al respecto es la siguiente: la chica sí ha disfrutado de la magia, puesto que hubo asombro en el instante en el que ve el bloque. Todo lo que querías transmitir se reflejó en ese instante.

    Lo que ocurre es que por su forma de ser, y por el grupo de amigos en el que se hallaba tuvo que reaccionar!
    Diciéndolo de otra forma, si este juego lo haces a solas, tú y ella, creo que reaccionaría de forma diferente, y la sensación de asombro permanecería mucho más. El problema está en su forma de ser en presencia de otras personas.

    Las respuestas a la pregunta aportada por Nolo y Quique me parecen geniales!

    Gracias a todos!

    José Carlos

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  11. ¡Buenas!

    No creo que aporte mucho, pero allá voy:

    En primer lugar, creo que según las circunstancias personales de cada uno y sus vivencias, cada cual está condicionado a percibir la magia de una manera u otra.
    Para mí esto justifica que haya un mayor o menor grado de introducción en una verdadera atmósfera mágica por parte del espectador, es decir, no es que algo en la rutina o juego haya fallado sino que no ha sido suficiente.
    Suponiendo una escala del 0 al 10 de dificultad de introducción, el juego podría ser un 8 y haber introducido a toda la mesa con dificultad 8 o menor, y sin embargo esta dulce señorita, dificultad 9, no ha llegado a entrar del todo, y si entró ya no lo está.

    ¡Ahora! Con este argumento creo que no estoy "echándole la culpa" a ningún espectador ni tampoco al propio mago, al menos no del todo. Considero (desde mi humilde opinión) que hay gente que por su condición entra tan rápido en la atmósfera mágica que casi ni hay que esforzarse y otra que cuesta tanto que no entraría casi en ningún juego.

    Aparte, creo que debido a estas circunstancias y características personales de cada uno no influye solo la construcción del juego o la presentación correcta, ¡sino también el tipo de presentación! Quizás a esta mujer, en ese ambiente de mesa en mesa, jamás se la pudiera haber introducido en la atmósfera mágica. Pero en cambio, en una actuación de variedades artísticas, seria, en la que va gente considerada artista del más alto rango, aparece un señor llamado ilusionista que realiza magia poética y aunque el juego sea una chufa, la introduce en la atmósfera mágica de inmediato.

    Vamos, que me podría haber callado que hubiera llegado a la misma conclusión, ¡lo siento mucho, sigue así, me encantan tus posts!

    Un abrazo mágico

    S. Alexander

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  12. Mariano, con tu comentario y aclaraciones ya poco puedo decir de mas.
    Solo una cosita, cuando esta pregunta surge es que "algo no fue bien" en el transcurso del efecto y lo mejor en estos casos es callarse y hacerse una autocritica de que se hizo mal.

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  13. Luis, ¿estás seguro de que cuando alguien hace esa pregunta es porque inexorablemente “algo no fue bien” (por parte del mago)? Yo creo que en la gran mayoría de casos así es, pero en otros pocos (muy pocos) no tiene por que ser así y algunos motivos ya los comenté en mi anterior mensaje.

    Supongamos que vemos una película considerada, por todos los críticos y públicos, la obra maestra del cine por antonomasia. Todos los espectadores que la han visualizado han quedado maravillados con dicha película... a excepción de uno de ellos al que no le ha gustado en absoluto. ¿La negativa opinión de este espectador significaría que algo en la película “no fue bien”? Este ejemplo cinematográfico es extrapolable a la magia.

    Eso sí, no pensemos a priori que la culpa es del espectador “que no es sensible”. Seamos realistas y autocríticos para, al menos, poder intuir cuando fue culpa del mago (en la gran mayoría de ocasiones) y cuando no podemos hacer nada debido a las características del algún espectador en concreto. Y es que no conozco nada en el mundo que guste a todos por igual.

    Por otra parte creo que no es tan grave que nos pregunten “¿cómo lo has hecho?” Si realmente tuviésemos los poderes del Mago Merlín también nos lo preguntarían e incluso al propio Merlín, en los escritos de las leyendas artúricas, también se lo preguntaban...

    Saludos,


    Pedro Bryce.

    PD: Un abrazo Luis y a ver si nos vemos pronto.

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  14. Buen análisis, Mariano. Yo creo que lo mejor es decir la verdad. El espectador tiene derecho a la verdad, porque es una persona y merece la verdad.

    Un caso en que diríamos la verdad sería revelándole el secreto, pero hay otra forma de decir la verdad, negándonos a revelárselo porque no queremos. Así que le decimos: mira, es que prefiero no revelar el secreto porque si no, se destruye la ilusión que he creado. Y eso es tratarle como lo que es, una persona, con la sinceridad y la verdad por delante, pero sin revelar, porque tratarle como una persona no quiere decir acceder a sus deseos sobre nosotros, faltaría más.

    Esto de no revelar un secreto es una preferencia nuestra, y algún espectador tendrá otra preferencia, la de querer saberlo. Pero es que la vida es así, tú cuentas tus secretos si quieres, y si no quieres no, y con ambas acciones quedas como un rey. Si te preguntan a qué partido has votado en las últimas elecciones o cuánto dinero ganas o algo sobre tu intimidad sexual, esa persona que pregunte se merece la VERDAD, nunca la mentira o el cachondeo o el desprecio. Pero la verdad puede ser decírselo o bien decirle que ese dato no te gusta darlo, y eso también es decir la verdad.

    Si el espectador se sale de la atmósfera mágica que has provocado, es muy dueño, hay que respetarle, lo que no hay que hacer necesariamente es acompañarle, pero merece todo nuestro respeto si quiere verlo como un puzzle, es más, tiene derecho a ello y hasta en muchos casos puede que salga ganando si lo considera como un puzzle que si intenta meterse en la atmósfera mágica. Si él se sale, pues viva él, como si quiere irse a hacer puenting, pues olé sus narices, pero no esperes que yo te acompañe.

    Es que nos hacemos demasiado responsables del público. No, el público es mayorcito; hay que educarle, sí, porque no están formados como espectadores mágicos, pero hasta cierto punto. Si los cantantes de ópera se preocuparan por la gente que no goza escuchándoles, tendrían que tomar antidepresivos a todas horas. No, para ellos la gente se divide en su público y los demás, y a ellos les importa su público, los demás que hagan lo que quieran. Así que el que quiera ver la magia como un puzzle y no colabore para meterse en mi atmósfera mágica, me parece maravilloso, viva la libertad, pero no es mi responsabilidad el que lo haga ni tengo por qué ponerme a su altura. Si me preguntan cómo lo he hecho, puedo intentar explicarle de qué va esto de la magia, pero si aun así no lo admitiera y se empeñara en saber secretos, no es mi público, así que adiós muy buenas, pero con toda educación y hasta con cariño. A mí me interesan los que se emboban con mi magia; los demás, que se vayan a ver Sálvame de lux o lo que quieran, me parece muy bien y los quiero mucho a todos.

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  15. Respecto a la premisa fundamental de ¿Tiene mi magia una carencia si me preguntan cómo lo he hecho?, ya más o menos he opinado, pero quería clarificarlo más concretamente. No tiene por qué, no hay que hacerse excesivamente responsable del público, no hay que creer que podemos hiptnotizarles porque no podemos. Ahora bien, es verdad, que mejorando algunos aspectos, podemos disminuir el porcentaje de puzzleros, pero no esperemos llegar a un 100%. Así que no se puede contestar diciendo que en todos los casos la culpa es nuestra, en qué hemos fallado, pero tampoco diciendo que nunca es nuestra la culpa. Si nos ocurre a menudo es para reflexionar, sí, pero sin agobiarse porque puede que sea el % sobre el que no tenemos ningún poder. Saludos.

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  16. Perdonad que "tripita" comentario, pero es que casualmente he encontrado un vídeo bastante ilustrativo al respecto. En este vídeo, una espectadora se manifesta asombrada, maravillada ante un efecto mágico, gracias entre otras cosas a un atisbo con melacorto inmediatamente precedentes.

    http://www.youtube.com/watch?v=YgUA7pUNQGw


    Bien, pues dentro de esta reacción emocionada y que ninguno consideraríamos un fracaso personal o que hayamos hecho nada mal, ella dice ¿CÓMO HICISTE ESO? y en seguida pasa a decir ¡ES FANTÁSTICO!, o sea, que se apunta a las dos actitudes que señala Darwin Ortiz como contrapuestas, pero armonizándolas. Es decir, que tengamos cuidado, porque la "pregunta" no siempre es salirse de la atmósfera mágica. No confundamos al puzzlero con el que pregunta "cómo has hecho eso". La alarma la debemos tener ante la actitud de puzzle, NO ANTE LA PREGUNTA, que no es indicio necesariamente de querer saber cómo se hace. Por ejemplo, si veo un corredor de los 100 m lisos y me pregunto en voz alta "¿Pero cómo es posible que corra tan rápido?", no estoy pidiendo que me den una conferencia sobre su entrenamiento, dieta, etc, es una expresión como podría haber dicho otra, no estoy para nada interesado en saber cómo ha conseguido correr así, es que no sé qué decir y me sale eso como expresión de admiración. También ha señalado antes Pedro Bryce esta misma inocuidad de la "pregunta" que analizamos. Saludos.

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  17. Gracias a todos los que estáis revitalizando este interesante discusión, convirtiendo el artículO en un auténtica tertulia mágica granadina.

    Contesto a los últimos comentarios.

    José Carlos, es interesante tu planteamiento de que la espectadora, jefa del grupo de la mesa, tratase de salvaguardar su posición tras experimentar auténticamente el asombro. Puede que éste sea un factor a tener en cuenta, sin embargo creo realmente que si el efecto y lo que yo pretendía expresar con él hubiera calado en ella como yo pretendía, el efecto en la espectadora habría sido tan potente y desbordante que no se habría planteado siquiera la posibilidad de quedar bien. Creo que el asombro, cuando es profundo, te desmonta a un nivel que no te planteas quedar bien y mucho menos como te ven los demás en ese momento. Sin embargo, la posibilidad está ahí.

    Sergio, tal vez tengas razón y sea extremadamente difícil que algunos espectadores lleguen a entrar en la atmósfera mágica, al menos en el grado en que nosotros pretendemos llegar. No por ello, no obstante, vamos a cejar en nuestro empeño de intentar abarcar a todos nuestros espectadores en cada una de nuestras sesiones.

    Pedro, tu ejemplo del cine es perfectamente relevante. Sin embargo, a tu metáfora se le puede dar la vuelta. Cuando uno va al cine, independientemente de que te guste una película o no, lo normal es se meta en la historia, que la viva como propia. Te guste o no el planteamiento de la peli, salvo que el guión carezca de la más mínima verosimilitud o de que haya gazapos importantes, sueles vivirla con satisfacción o disgusto, pero la vives, es decir entras en su atmósfera.

    En mi juego pretendía conseguir algo similar, que la espectadora entrara en la película de que su carta, al subir, expresaba su posición de jefa y su necesidad de quedar por encima de los demás. Además pretendía que el bloque, al suponer la desaparición de las demás cartas, expresara la soledad eventual de la jefe, al quedarse al final su carta sola frente al bloque frío.

    Si ésta era la película, al preguntarme cómo lo he hecho, la espectadora me ha dado a entender que no se ha metido en ella. Es como si en el cine, al morir algún personaje de un tiro, nos preguntáramos cómo han conseguido que salga la sangre así, si es una bolsa de kétchup o cómo diantres han conseguido esa ilusión.

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  18. Daroca, gracias por tu extensa aportación. Es cierto que ocasionalmente algún espectador te puede preguntar automáticamente cómo has hecho tal o cual efecto, aún cuando esté alucinado y totalmente metido en la atmósfera mágica. Sería como soltar la pregunta maquinalmente, sin pretender realmente que recibir una respuesta concreta a la pregunta.

    En mi caso la espectadora no sólo preguntó, sino que empezó a buscar la baraja con la mirada por todas partes. Está claro que regresó a un nivel puzzlero, como dices, en cuanto superó el impacto inicial.

    Comparto hasta cierto punto la postura de sinceridad hacia los espectadores y su libertad de resistirse a la invitación mágica del mago de introducirlos en la atmósfera mágica, pero eso no quita, en mi opinión, la conveniencia de que el mago persista, con todo el respeto al espectador, en su sutil intento de seducirlos hasta ella.

    Una última anécdota, que espero que clarifique aún más la idea que envuelve el artículo.

    En una ocasión realicé un juego de compatibilidad a una joven pareja. Tanto él como ella mezclaban un paquetito de cartas, cada uno el suyo. A continuación cada uno, con un mecanismo concreto, iban sacando una carta de su paquete, cada cual la suya, y se iban emparejando. Al final, las parejas de cartas coincidían en su valor, lo que denotaba, según uns interpretación que creé para ellos, que había mucha compatibilidad entre ellos por lo que, en principio, podían tener la esperanza de que su relación funcionase y tuviese cierto futuro.

    Los dos estuvieron encantados con esta interpretación del juego, en especial la chica, que realmente quiso creer en ella.

    Entonces, a modo de experimento y con cierta malicia, le ofrecí a la pareja explicar cómo se habían producido las coincidencias (esto no aceptable en condicionales normales, sólo fue un experimento de búsqueda teoríca), en otros palabras, me ofrecía a explicarle cual era el truco.

    Entonces la chica se alarmó. Me dijo que no creía que hubiese truco, que había salido porque tenía que ser así y, por supuesto, que si lo hubiese, que no quería saber nada de él.


    En este caso la pareja entró en la película, aceptó que el juego fuera la metáfora de una prometedora relación entre los dos.

    Por ello, tan secundario era el “truco”, que no sólo no se asumía, si no que ni siquiera interesaba. Es más no se quería saber nada de él. La sensación de conexión y la esperanza en que aquella relación naciente podía progresar era lo más importante o quizá lo único importante.

    Gracias a todos por dar vida a esta tertulia con esta supercadena de comentarios.

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  19. jjaja, esa anécdota es genial, Mariano. Me sugiere que hacemos lo que nos interesa. Si nos aporta placer descubrir o nos sentimos violentados porque hemos sido engañados, intentaremos descubrir; si comprendemos que es un juego y que no hay actitud de reto, no tendremos inconveniente en sumergirnos en la ilusión; y si el juego confirma nuestra futura felicidad en el matrimonio, no puede tener explicación, es más, me darás una mala noticia si me dices que hay truco, jeje.

    Gracias por las aclaraciones. Hay otras teorías que hablan de que la actitud puzzlera es positiva y deseable por el mago. Eso es muy interesante también. Un abrazo.

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  20. Sobre lo que acabas de mencionar Mariano.. lo de la anécdota, me da qué pensar... aquí si que lo conseguiste, por lo menos con la chica..
    Puede que fuera porque ella le interesaba mucho de que eso fuera verdad.. quería jugar hacer ese "experimento" y quería pensar que fuera autéintico porque tendría un cierto interés. Puede que ella quisiera ver eso.. y tu se lo ofreciste con tu magia.

    Tal vez tengamos que ofrecerle al mundo lo que quieran ver.. o le ofreciéramos algo que le gustasen que le ocurrieran para que ellos lo viviesen de una forma muy muy en primera persona, con los ojos y los sentimientos de esa chica al pensar que coincidían sus cartas.

    Anoche hablando con Robin, Javi y Flain en Córdoba, estuvimos hablando de espectáculos. Robin tenía un espectáculo de Rock and Roll y lo ha tenido que dejar porque decía.. que eso no vendía... le contratan con el espectáculo de ahora, porque la gente quiere ver lo que espera ver. Yo no pude verlo pero desde luego que ayer la gente salía contentísima...

    Flain, que está trabajando en un teatro de Córdoba comentaba que cuando había una obra de teatro súper chula a nivel familiar o que tenía algún premio que otro... sólo iban los que son fieles al teatro, sin embargo vienen Los tres cerditos y se llena...

    Hoy día sacan un móvil capaz de hacer maravillas, y todo el mundo quiere participar, conocer ese mundo en sus manos, y si no lo conoce.. o se niega a conocerlo, no te preocupes que la sociedad hará que mas tarde o temprano caigas. Todos tenemos Tdt.. si o si.. y si alguien no.. es porque no tiene tele, o tener internet.. ahora tener internet en el móvil.. Steve Jobs fue un artista dentro de su campo y nos ha dejado su magia... Y por qué ha sido un artista? puede que porque haya sabido dar con la clave en lo que el mundo necesitaba o quería.

    Puede que tu chica, necesitaba saber o querer creer que ahí no había trampa posible, que eso ocurría porque sí, porque tenía que ser así... tenía que ser Magia si o si.

    Lo que está claro que como dices.. ella se metió en tu película, puede que sea esa la línea por la que habría que investigar? no lo sé... además a estas horas ya no estoy muy lúcido que digamos.

    Ya hablaremos de esto si eso el fin de semana que viene, cenando tranquilamente, a ver que conclusiones sacamos.. jeje ;-)

    Un abrazo a todos!

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  21. Esa es la idea. Meter tanto el espectador en la película, en el proceso que estamos creando con la magia y que le cale tanto que esa sensación y emoción (y sus beneficios de bienestar, confianza en el futuro de su relación, en este caso) evitará no sólo que te hagan esa pregunta del cómo, sino que realmente no llegará a importarles un pimiento.

    Es más ni siquiera se plantearán posibilidad de trampa o incluso la rehuirán, ya que lo que han ganado emocional y psíquicamente es más valioso aún que el propio efecto físico del juego, por muy bueno que éste haya sido.

    Dice un dicho zen que cuando el dedo que señala la luna, lo importante no es el dedo, sino la propia luna. Y esto es lo que quería expresar y suscitar en la gente con este artículo.

    Esta y otras ideas se han expuesto este finde en las exposiciones y grupos de trabajo que han tenido lugar en el encuentro con Luis García.

    Ya comentaremos.

    Abrazo.

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  22. Creo que con este excelente artículo y el debate que se ha creado surgen varias cuestiones bastantes diferenciadas, aunque evidentemente relacionadas entre si: ¿Cómo contestar a la pregunta “cómo lo has hecho” y que respuestas son “lícitas”? ¿Realmente ha fallado algo cuando aparece esa pregunta? ¿Existe la perfección absoluta, es decir, podríamos realizar una rutina que tuviera un impacto total a todos y cada uno de los espectadores que la presencian?

    La respuesta de mi buen amigo Quique ante la dichosa pregunta que un espectador puede realizar me parece la más oportuna de todas. Otra cuestión es si realmente ha fallado algo. Es cierto que un mago se puede sentir un tanto fracasado cuando se encuentra con una pregunta de este tipo. Pero creo que hay algunos detalles importantes que rodean esta circunstancia. No será lo mismo, después de una rutina de carta ambiciosa como la descrita en el artículo, que un espectador realice una de estas preguntas: “¿Cómo es posible?” “¿Cómo se han transformado las cartas en este bloque?” “¿Cómo has cambiado la baraja por el bloque?” “¿Cómo has hecho ese cambio y antes cómo eras capaz de coger dos cartas aparentando que muestras sólo una?”

    Cada una de estas preguntas mostraría cierto grado de fracaso. Digo fracaso desde el momento en que el espectador formula cualquiera de estas preguntas y sólo partiendo de la base de que queremos crear tal impacto que desborde la mente del espectador y no repare ni tenga ganas de plantearse tales cuestiones. Pero si la pregunta es “¿Cómo es posible?” o algo parecido, no tengo muy claro que denote que el espectador esté analizando el juego y buscando una respuesta. Creo que dependiendo de la personalidad del espectador, ante un mismo grado de asombro y totalmente inmersos en la atmósfera mágica alguno dirá “¡ohhhhhhh!” otro “¡increíble!”, otro preguntará cómo lo has hecho y algún otro soltará un improperio.

    La pregunta “¿Cómo se han transformado las cartas en este bloque?” tampoco me parecería un detonante de fracaso, puesto que denota que el espectador asume una transformación, algo que no se desmarca del carácter mágico que el mago pretende transmitir. ¿Acaso no es eso lo que quería el mago, que los espectadores pensaran que la baraja se transforma en un bloque?

    La pregunta que en realidad hizo la espectadora, tal y como relata el artículo “¿cómo has cambiado la baraja por el bloque?” sí que me parece reveladora y muestra que la espectadora asume que no ha habido magia en la transformación final, sino un engaño. Esto sí que comienza a alejarse de lo que el mago pretende, pero francamente no creo (siguiendo el hilo que ya han marcado algunos de los comentarios) que podamos “convencer” a todos con el mismo juego o la misma rutina. No pretendo culpar al espectador. Simplemente creo que, en todo caso, de existir una manera de realizar una rutina perfecta para un espectador, ésta variaría con respecto a la manera de realizar una rutina perfecta para otro espectador. Entiendo que el mago debería acercarse a una rutina que fuera lo más cercana a la perfección la vea quien la vea. Por lo tanto no debería considerarse un fracaso que haya algunos espectadores que, eventualmente, no se impliquen en la atmósfera mágica o decidan preguntarse mil cosas cuando el juego finaliza. Otra cosa sería que esa fuera la actitud generalizada que el mago provoca en su audiencia.

    Evidentemente la última hipotética pregunta que incluí, medio en broma: “¿Cómo has hecho ese cambio y anteriormente cómo eras capaz de coger dos cartas aparentando que muestras sólo una?” sí demostraría un fracaso total, pero no quiero decir con esto que el mago sólo deba cuestionarse su actuación y mejorar en caso de un fracaso como ese. Creo que es bueno pensar en los comentarios que hace el público tras la actuación, pero ni el más profundo acercamiento psicológico, sociológico e incluso lingüístico a un comentario aislado nos va a dar una respuesta definitiva.

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  23. A mi entender, hay aquí una cuestión profunda sobre la percepción que se tiene sobre la magia en concreto, y sobre la percepción que tenemos de la realidad, más generalmente. Aunque "mago" significa en su etimología hombre sabio, el estereotipo que ses tiene en nuestras sociedades modernas actuales, es la de charlatán, de engañador en el sentido despectivo de la palabra. ¿Por qué no darle la vuelta y mostrar que el mago puede ser un sabio? ¿Por qué no explicar en un lenguaje cercano, pero que no revele el secreto, el modo en que realmente ha sucedido el efecto? Por otra parte, la idea de la percepción sobre la percepción (cómo percibo que percibo) de la realidad suele estar poco basada en el pensamiento crítico y la auto consciencia y por el contrario, más basada en estereotipos que, aunque vienen bien para actuar de forma rápida en el día a día, también son raíz y fruto de alguno de nuestros problemas aparentemente menos emparentados (problemas familiares, de trabajo, musculares... obviamente, no como únicas causas). Pienso que una respuesta como la siguiente entablaría conversación con el inconsciente del espectador de modo que respondería su pregunta y mantendría el ambiente de magia (¿atmósfera mágica?)"Nuestra atención es limitada por patrones de conducta que llevamos mucho tiempo repitiendo, por nuestra psicología, por estereotipos sobre la realidad que nos rodea, sobre lo que es bueno y es malo... Cualquiera" podría haber cambiado la baraja en un despiste -Cosa que, a cierto nivel, es cierto-. Lo que aquí ha sucedido es algo más... Si yo fuera mago, hubiera cambiado una carta por una persona impregnándola de alguna parte de ella, para a continuación, contarle una historia ciertamente verdadera y sobre las consecuencias que ello tiene... Se que puedes sentirte fuerte -sugestión positiva- aunque a veces, no solamente puede sentirte sola, sino ser engañada por quienes saben utilizar las AMBICIONES de las personas para engañarlas, como los timadores -o cualquier otro personaje estereotípico y diferenciado del mago que se ocurra-... por suerte para vosotros, soy mago y mi deseo es que podáis disfrutar de la velada, y puede que aprender algo maravilloso esta noche(o lo que sea)..."

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