lunes, 12 de enero de 2015

Para ilusionistas - por Luis García

Introducción

Para ilusionistas, me pide Luis Arza un artículo y no puedo negarme aunque me encuentre ya muy lejos de ese mundillo.

Lo que puedo asegurar es que desde que decidí abandonar los trucos de magia, la Magia se me presenta por todas partes, y esto es lo primero que les diría a los ilusionistas: que el truco impide ver la Magia.

Cuantos más trucos tengas en tu repertorio menos magia tienes para trasmitir. Porque el tiempo que se dedica a los trucos es el que se roba a la magia y la energía que tenemos es limitada y se dedica a una cosa o a la otra. A las dos a la vez no es posible

Ahora estoy escribiendo mi primer libro de magia. Un poco tarde, dirán algunos, pero es lo que me costó liberarme de los trucos. Cuesta mucho, si te has metido muy a fondo, como las drogas.
El Arte de las Cartas fue mi último libro de trucos, aunque realmente lo que se mostraba era la puerta de salida.

Si te gustan los trucos de magia es porque sientes nostalgia de la magia. Que el truco no te impida ver mas allá de tus narices. Los trucos sólo son simulaciones de una realidad, son como las parábolas, metáforas de lo que es.

Oliverio Satisfecho

De repente, después de muchos años, apareció Oliverio Satisfecho  (http://oliveriosatisfecho.es), un mago nada convencional, que utiliza el Camino para hacer unos rituales misteriosos con un grupo de trabajo. Casualmente se hospedaba en el hotel que hay al lado de Hervor, aunque el hecho de azar tiene poco y sí mucho de magia, y pudimos tener una larga conversación en esa burbuja donde nos reunimos los proscritos.
Oliverio conoce la existencia de otras realidades, viaja por ellas, va y viene y lo mismo anima una comunión con sus juegos, que hace un espectáculo teatral, lee el tarot o monta un ritual de limpieza para eliminar el mal de ojo.

Así que tuvimos una conversación de magos, dos viejos amigos que se reencuentran después de muchos años. Tanto mi aparición como la suya fue una grandísima magia que nos hicimos mutuamente, un día de estas primaverales navidades.

En estas Navidades había dos películas directamente relacionadas con el tema de la magia, una a través de la teoría de la relatividad general y otra del universo mitológico de Tolkien en versión comercial Hollywood.

Interestelar

Ya lo dijo Stephen Hawkins hace pocas semanas: la humanidad desaparecerá si no se colonizan otros mundos.

Este es el punto de partida de Christopher Nolan en interestelar, una humanidad que se extingue en un planeta envenenado, algo hacia lo que avanzamos inexorablemente, a velocidad de crucero. La ciencia moderna es a la única conclusión segura a la que ha llegado: tal como vamos el planeta se extingue. Lo ha dicho a través de la ONU en la prensa reciente.

Almudena Grandes se asombraba, en su artículo del País, de que la construcción vuelva a repuntar habiendo miles de urbanizaciones abandonadas a medio hacer.

Así que el final de la crisis viene a ser volver a la “senda del crecimiento” que es tomar el camino hacia la siguiente crisis, 
No es posible un crecimiento sostenible, puesto que si algo crece y crece, y el único objetivo es que crezca, la función que lo rige es exponencial.
Y a pesar de todo, como hojas arrastradas por el viento, como llevados por un destino implacable, semejante al de la tragedias griegas, seguimos empeñados como especie, en continuar en esa dirección, confiados estúpidamente en que como somos tan listos ya encontraremos la solución, como dice el protagonista de la película en un alarde de optimismo.

En la película la solución es la creación de un agujero de gusano para saltar a otra galaxia y colonizar planetas similares al nuestro, de manera que o único que se nos ocurre es exportar la infección a todo el universo, la infección que es el pensamiento racional, puesto que desde una concepción mágica aquí no hay ningún problema: basta cambiar la dirección del pensamiento.

Ahora bien, la solución aportada es un disparate, e intentar respetar la teoría de la relatividad general en un película de ciencia ficción, una estupidez. El agujero de gusano, un plegamiento del espacio tiempo en una realidad multidimensional, es un efecto mágico, una singularidad del espacio tiempo en el que las leyes físicas ordinarias ya no sirven.

El salto del la Magia al pensamiento racional no es un salto evolutivo sino involutivo. Millones de civilizaciones habrán dejado atrás el concepto de dinero hace miles o millones de años,
millones de razas extraterrestres no se habrán hecho la guerra entre sí para exterminarse,
millones de magos de otras galaxias habrán evolucionado hasta conseguir viajar a otras dimensiones, como le ocurrió accidentalmente al astronauta de la película, a causa de un conflicto entre los miembros de la tripulación, que estaban a matarse, dando ejemplo de la naturaleza autodestructiva de la raza humana.

El incremento de la inestabilidad mundial es una de las consecuencias de la crisis, que es como estar en las inmediaciones de un agujero negro, hacia el que nos encaminamos sin remedio.
Y no es un agujero bondadoso que nos va a enseñar los misterios de la gravitación, como al protagonista de la película.
Cada día que pasa es mas claro.
Para el que quiera verlo.

El Señor de los Anillos

Un día en Hervor hablaba con Ezra de mitologías. A raíz de una cita en uno de los post sobre el túnel del Tiempo, salió la Völuspa, un poema del siglo X que es la visión de la profetisa sobre el pasado y el futuro de los dioses nórdicos. Después de leer unas cuantas cuartetas comentó: “Esto es el universo de Tolkien”, porque en efecto, el universo de Tolkien es la mitología nórdica trivializada".

Nunca me ha gustado Tolkien, pero la tercera parte de la primera parte es un envoltorio de lujo tipo Hollywood cuyo contenido es puro vacío.
Todo es estúpido, los Magos son una mala caricatura de Merlín, unos colgados irrelevantes en el desarrollo de la historia.
Todo es tópico, los buenos son los guapos, los malos son los feos, las batallas son bruterío contra bruterío, a ver quien lo es más, no hay estrategias, no hay inteligencia, no hay nada.

El dragón es malo, un arma de destrucción masiva que recuerda a las naves de marcianos de “Independence day“ asolando con su rayo de fuego Nueva York, tan indestructible que el disparo de una flecha lo mata como si fuera un pajarillo.
Y del terrible dragón nunca más se supo.
El resto es que los enanos se quieren quedar ellos solos con el tesoro que el dragón custodiaba.
Los Gigantes son masas de carne capaces de derribar murallas pero que un mandoble los tumba, recordando las máquinas de la guerra de las galaxias, tan grandes como inútiles.


El sol se oscurece, en el mar se hunde la tierra, 
las cálidas estrellas en tropel del alto cielo caen. 
Con ímpetu el vapor se alza y la llama vivificante, 
hasta que el fuego al mismo cielo llega.
(Völuspa cuarteta 57) 

Así termina la guerra entre los dioses del poema nórdico. Nada que ver con la patética imagen en la que Gandalf intenta encender su pipa sin conseguirlo, como un drogata al que se le acabó el mechero, al finalizar la Batalla de los Cinco Ejércitos.

Sábado 10 Enero 2015

2 comentarios:

  1. que decir, sabiendo que se prostituyó al pobre hada, aliada de los bosques benevolente en su dicha para con los magos, y son estos, quien bebiendo del veneno inexorable, la transgredieron permutando hacia el ilusionismo y quedando cegados por lo cual en el universo magico................asi pues como un ciego no puede ver lo que le rodea si no es con un baston, un invidente acepta la magia que le rodea formando las imagenes de la infinidad con solo sus "sentidos restantes" y es aqui el camino en donde el mago tiene que trascender para adquirir su arcana esencia. lo demas......es efimero y como tal tiende a su limite

    ResponderEliminar
  2. Como siempre un placer leer tus reflexiones.

    ResponderEliminar