domingo, 12 de mayo de 2013

Ricardo Solo



Llevaba varios días persiguiendo a Fitzgerald por todos los bares de copas de París. En cuanto le vi salí corriendo del café para preguntarle por Zelda. Desgraciadamente me perdí parte de la conversación entre Hitchcock y Hofzinser, que estaba recrudeciéndose en torno al personaje. Cuando volví a tomar asiento, con las manos congeladas por el húmedo frío de febrero, ya habían terminado el café y se habían vuelto a relajar.





Johan: No digo nada más, pero tus películas acaban cuando el fundido al negro indica a los espectadores que pueden salir del cine.

Alfred: ¿Y cuando quieres que acaben? ¿Antes?

J: No, después. Mucho después. O mejor, nunca.

A: Mi cine es así. Una ficción cerrada. Puede que deje un poso, un ansia por el misterio, pero poco más. No me interesa. Busco perfección y evasión. No como nuestro viejo amigo Ingmar- Alfred señaló con el dedo a Bergman, que bebía solo en un rincón mientras soñaba con relojes. El tono de Alfred era jocoso, pero el dedo señalaba con una tensión ligeramente acusadora.

J: ¡Ingmar! ¡Ven con nosotros, te invito a una copa!

I: Gracias. Un Punsch, por favor. Bien calentito. Lo siento, no he podido evitar oír vuestra conversación. Sobre el tema del personaje, estoy de acuerdo con Johan.

A: No me hagas hablar de ello.

J: Ingmar, estábamos discutiendo ahora si trabajábamos para el presente o para el recuerdo. Tus películas son tan complejas que pienso que trabajas para generar recuerdos en el espectador, más que para conseguir que se evadan durante unas horas.

I: Sí, es un tema complejo. Yo hablo sobre los sueños. Los sueños no se pueden vivir en presente. Uno ve la realidad, la imagen proyectada. Pero tal vez consigo, a través de ella, que viva la ensoñación tiempo después. Quizá su mente masajee el recuerdo hasta hacerlo propio, cubierto por una neblina de irrealidad. Tal como son los sueños. En la magia debe ser similar, ¿no?

J: Es parecido. Yo abro una puerta al imposible. La apertura de la puerta es el acto, el espectáculo. Pero lo verdaderamente emocionante transcurre en el interior, fuera de mí. Dentro del espectador. Él interioriza la experiencia y la convierte en mágica a lo largo del tiempo.

A: ¿Y qué pasa si al espectador le da igual el recuerdo?- Parecía que a Alfred todavía no se le había rebajado el enfado por completo.

I: ¡Nada! Eso es lo bueno. Trabajamos en distintos planos. Hay varias experiencias posibles transcurriendo a la vez. Unas dentro de las otras. Mis películas son visualmente impactantes, espero. Quiero que la mera contemplación de los acontecimientos sea espectacular. Unos tendrán suficiente con eso, pero yo dejo mis semillas para que germinen en el recuerdo de otros. Así todos ganan. Cada uno disfruta de la película partiendo de sus propias expectativas.

A: ¿Estáis seguros de que eso funciona?

J: A saber...

I: No puedo contestar a eso. Sintiéndolo mucho me tengo que ir. Sé que habría mucho que aclarar sobre el tema pero ya he plantado la semilla.

A: Nosotros nos quedaremos a ver crecer la planta. Hej då!

2 comentarios:

  1. El caso es que a mí me dejó más poso Hitchcock que Bergman, quizá porque el cine del primero era entendible desde etapas de desarrollo bajas (mágica-mítica/infancia-adolescencia) mientras que el cine de Bergman no me fue comprensible hasta un estadio posterior (racional-visión lógica).

    Miro hacia atras y los mensajes de "Los pájaros", "Psicosis", "El hombre que sabía demasiado" o "Con la muerte en los talones" entre otros títulos los siento más grabados que las películas de Bergman. Luego sí es cierto que cuando en edad adulta volví a ver muchas de esas películas otra vez las sentí como un cine evasivo y las del sueco más profundas, pero cuando las vi en mis primeros estadios de desarrollo dejaron gran huella.

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  2. Pequi, tienes toda la razón en lo que dices.

    A lo que voy yo no es tanto al recuerdo a secas como a la evolución una vez convertido en recuerdo. El recuerdo puede ser estático (tal cual se vivió) o evolutivo (aprovechando la suma de expectativas, anclas emocionales...).

    Entiendo que esos personajes son mi vehículo y que no todo el mundo los habrá vivido del mismo modo, pero espero que la idea de trabajar para crear recuerdo pueda dar pie a juguetear un poco.

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