Segundo despertar - por Luis García

SEGUNDO DESPERTAR

Por Luis García

SEGUNDO DESPERTAR DE LA EXPERIENCIA MÁGICA

Ha sido necesario esperar 30 años para que el grito lanzado hacia el futuro encontrara respuesta. El análisis esquemático, precipitado y profundo sobre la experiencia mágica, presentado por Manu Montes en los encuentros de La Peza 2011 es la primera respuesta seria al Rito de Iniciación 79, igualmente esquemático y precipitado. Y en ambos casos, la conciencia de haber dado con una clave fundamental, que debe ser desvelada antes de una elaboración más sosegada (o mas interesada), es el factor que ocasiona ese esquematismo precipitado. El precio es la incomprensión, en el mejor de los casos, y en general, la apropiación indebida por intereses personales que desvirtúan por completo el mensaje.

Nadie mejor que el propio autor del Rito para afirmar que es la primera vez que alguien capta la forma estructural de 2º orden de esa línea escénica, tiene el valor de formularla y la osadía de exponerla, plenamente consciente de su extrema complejidad.

Estas reflexiones sobre sus apuntes representan para mi un doble viaje en el tiempo. Hacia el pasado, donde el Arco Iris mágico de pasadas experiencias continúa intacto, y hacia el futuro, donde un nuevo despertar de la conciencia hará que la magia recupere sus poderes tradicionales y su sabiduría milenaria para liderar la inversión temporal que libre al mundo de la extinción. (Si la Magia no lo consigue no tenemos futuro: ya hace tiempo que la Razón ha asumido su suicidio y ya ni siquiera se molesta en ocultarlo)

Y como todo análisis en profundidad de algo, el enfoque y la aproximación tienen que hacerse desde los Tres Planos Universales, que Manu llama El Qué, El Cómo y El Por Qué, correspondientes a la formulación de Platón La Verdad, El Bien y La Belleza, que utilizo para la Baraja Simbólica, aunque la tríada de Manu se relaciona más claramente con la de Tayfur, El Yo, El Tu y El Él : Yo defino la estructura que veo en la imagen que ya me he hecho de la abstracción, pero para hablar de cómo es la experiencia te necesito a ti porque voy del Yo al Tu. Por último, por qué soy mago, por qué he decidido hacer magia, y en particular hacértela a ti, es algo que pertenece a mi soberana libertad de decisión, y en consecuencia El Por Qué está en el tercer plano, y concretamente en el Instante Mágico, donde las disquisiciones morales y éticas no existen y solo reina la Belleza en si en el mundo de la creación armónica.

Era inevitable que un planteamiento que hacía tambalear los cimientos del edificio convencional (de hecho los pulverizaba) provocara una reacción de rechazo. Un reproche fue que el análisis no había tenido en cuenta a los espectadores. Teniendo en cuenta que el segundo plano está dedicado a la experiencia con el espectador y los otros dos se polarizan a su servicio, la agresión solo puede entenderse desde la “ignorancia axiomática”, que además de no saber nada, cree que lo sabe todo, en base a un axioma implantado en su estructura mental: “la magia no existe, ni ha existido ni puede existir”.

La espectadora, que se declaró miromaga, es decir, conocedora de trucos, busca simplemente el “entretenimiento artístico” (qué arte tiene que no se le ve), el “sentimentalismo facilón”, que ella puede contemplar aparentemente desde encima (marca René Lavan) o el simpático “vamos a divertirnos que esto es para pasarlo bien” equivalente a no te molestes en pensar. En todos estos enfoques la magia está excluida y un planteamiento que, no solo la reivindica sino que cuestiona la realidad establecida, tropieza con “el axioma de imposibilidad” y es rechazado violentamente por el soporte racional que lo protege, de forma irracional y sin ningún fundamento.

El resto de los magos, aficionados o profesionales, que asistían al acto no estaban en mejor situación mental que la espectadora: se siguen utilizando “trucos impresentables”, por ejemplo, para simular una hipnosis; sigue habiendo una total confusión respecto a la ética del mentalismo, cuando precisamente la ética está excluida de todo lo demás (se citó como referente a un catedrático de la cosa, cuando lo más fino que se puede decir de él es que traicionó todos sus principios); y todo acabó en una alabanza a los “truqueros”, a los que nadie niega la dignidad de su afición pero jamás sacarán a la magia de su degradación ni serán nunca el motor del cambio. Que disfruten con su superdignísima afición pero por favor, que no se crean lo que no son. Eso si es engañar y engañarse a uno mismo, que es el peor engaño posible.

Lo único que puede hacer cambiar la magia es que aparezcan trabajos como el que Manu Montes presentó en La Peza 2011. Y solo si el siguiente no tarda otros treinta años, podremos decir que estamos en la dirección correcta, entroncando el ilusionismo efímero con la “Magia Tradicional” de siempre que, a lo largo de los milenios, ha sobrevivido a la ignorancia, a la estupidez y a la impostura.

Santiago, Luna de febrero de 2011