Por Luis García
1. LOS DOS MUNDOS
Toda concepción mágica del mundo implica, necesariamente, la existencia de otra realidad, de otra categoría de hechos, aquellos que se suscitan mediante el rito. El poder del mago permite abrir la puerta secreta que separa ambos mundos: uno que la razón pretende circunscribir, otro que la voluntad del mago sostiene mediante un acto de poder.
Nada pueden los genios de las tinieblas, guardianes milenarios de los accesos, que la imaginación popular ha representado con espantoso aspecto, contra ese poder, fruto de una ciencia suprema de la que nuestra cultura occidental ha perdido casi todas sus claves.
Pero no hemos perdido el recuerdo, oculto en el inconsciente, de aquel tiempo mágico que poseíamos cuando éramos niños. Hay algo íntimo en nosotros, por debajo de la máscara social que nos recubre, que se ha cansado de la tecnología, que nos hace esclavos, de la planificación racional, que jamás se cumple y de un progreso indefinido que no tiene futuro. Profetizado por todos los grandes esoteristas medievales, los tiempos materialistas, iniciados hace apenas dos siglos, tocan a su fin. Lo estamos viendo a nuestro alrededor y los signos son cada vez más claros.
¿Quien cree todavía en los tres mitos del ideal republicano que la diosa Razón proclamaba no hace mucho?: ni los hombres son todos iguales bajo el mismo cielo común, ni la fraternidad reina entre ellos, como en la era de los dioses gemelos, ni el ansia de libertad ha quedado mínimamente satisfecha tras siglos de ultrajes a sus símbolos. Hombre de nuestra era, Hermann Hesse decía en 1.923 “El reino de la libertad es quizá también el reino del engaño”.
Pocas dudas pueden quedarle aun al hombre de los ochenta. El siglo se acaba, lo mismo que la esperanza. Y diez años después de la caída de las Torres Gemelas, el Imperio se desmorona, sostenido por la impostura y sus ejércitos de mercenarios luchando en una frontera cada vez más difusa”
Y sin embargo sabemos, por una irracional convicción interna, que el Reino de Acuario está ya próximo. El Ángel de la Revelación sobrevuela el planeta y no en vano el cielo se llena de hologramas. Por eso Nostradamus, profeta de Acuario, signo de Aire, sabía que la señal vendría del cielo.
En las épocas de transición, como la nuestra, el despertar mítico se presenta siempre bajo dos corrientes contrapuestas: Entre el exceso de símbolos que hacen referencia al nuevo mito, todavía informulado, subsisten toda una serie de nostalgias de mitos crepusculares o muertos, mientras la mentira y el fraude reinan por doquier.
En medio de esta avalancha de información, entre tal confusión, podríamos recurrir a la gran enseñanza de los alquimistas. Sucede que lo evidente es lo más difícil de percibir. Por eso la materia prima, el fundamento de la Gran Obra se encuentra en el lugar más natural y al mismo tiempo más inimaginable: en el interior de nosotros mismos.
Ahí se encuentra el germen que nos transformará en magos, los nuevos príncipes del Reino de la Libertad, el foco hacia el que actualmente convergen las ansias trascendentes de la humanidad.
Recalcaremos una vez más este dato importante: toda búsqueda esotérica, mágica o mística desemboca necesariamente en la trasformación del neófito en iniciado, del discípulo en maestro, del hombre sometido a la sumisión temporal en el mago escondido que todos llevamos dentro.
Esta profunda transformación interior es la esencia de todo proceso de iniciación, y en definitiva, de todo aprendizaje mágico. La historia de Don Juan y Carlos Castaneda no relata otra cosa que la transformación del observador científico que intenta circunscribir el hecho mágico en el brujo que, como Don Juan, produce lo mágico por un acto de su voluntad, y por tanto, de su libertad soberana.
Creemos que en el rito mágico los dos mundos se conectan. Por un instante las miradas del mago y el espectador se cruzan en otra realidad.
Y un instante puede ser suficiente.
Los magos hablan de los dos mundos, los místicos de las dos vías… Una dualidad fundamental se esconde en estas nociones, una confrontación primaria, quizá el primer destello del pensamiento, cuando el hombre aprendió a elegir entre el calor o el frío, la luz o la sombra, la estabilidad o la diversidad. Una dualidad más sofisticada y refinada que distingue entre lo físico y lo espiritual, lo visible y lo invisible, la materia y la forma, el espacio y el tiempo…
E. Kant (1724-1804), uno de los cerebros más privilegiados de su siglo, da el golpe de gracia a los mitos crepusculares de la sabiduría, ya que, según se deduce de su obra, todo conocimiento se torna imposible fuera de los cuadros estructurales que componen nuestro pensamiento o nuestro espíritu.
Poco importa que esas estructuras se llamen Números, Avatares, Emanaciones o Categorías. Kant se da cuenta de que nuestro mundo fenoménico, discontinuo, está radicalmente separado de las esencias en si, y solo aquello que la razón puede categorizar es un posible objeto de conocimiento. El mundo de las Formas, de las Ideas, de la Magia, es tan transparente a esta mirada del pensamiento como el cristal lo es al rayo de luz.
Para Kant, el Espacio y el Tiempo son las dos estructuras subjetivas primarias de nuestra sensibilidad. Por tanto ni el espacio ni el tiempo representan propiedad alguna de las cosas. “El espacio no es más que la forma de los fenómenos de los sentidos externos, es decir, la única condición subjetiva de la sensibilidad mediante la que nos es posible la intuición externa (E. Kant, crítica de la razón pura, Ed. Losada, Buenos Aires 1979, tomo 1 pag 179).
Nuestra sensibilidad no puede representarse ningún fenómeno fuera de una estructura espacial (espacio newtoniano absoluto, espacio relativista, espacio cuántico…), pero “reconocemos también la realidad trascendente del mismo, es decir, su no existencia, desde el momento en que abandonamos las condiciones de posibilidad de toda experiencia y suponemos que es algo que sirve de fundamento a las cosas en si” (ibde. pag 180)
Kant distingue entre los dos mundos, noumeno y fenoménico, el mundo de las formas, de las esencias en si y el mundo de los fenómenos, en el que el espacio y el tiempo hacen de referencia imprescindible. Fuera de esta referencia, a priori, todo conocimiento se torna imposible, lo mismo que por encima de la velocidad de la luz o bajo el cero absoluto, el mundo físico se vuelve impensable.
La condición mecanicista de Laplace, que considera el universo como un enjambre de partículas, sometidas a la leyes de la mecánica clásica, evolucionando en un espacio y tiempo absolutos como sistema de referencia, ¿qué necesidad tiene del divino arquitecto?, ¿no basta que se cumplan las leyes de la mecánica?, ¿para qué vanas hipótesis?.
Con la concepción relativista, los límites del espacio se cierran sobre si mismos en una complicada geometría de cuatro dimensiones, donde la línea recta no existe y un inimaginable hipercono, con vértice en el observador, marca el universo futuro o pasado accesible a su experiencia. Es un extraño universo cuyas propiedades se expresan en interminables series de ecuaciones. Entonces, ¿que ha cambiado si seguimos percibiendo lo mismo?.
Pero la relatividad, aun revolucionando la concepción física, no rompe la noción de continuidad en el universo. Sin embargo, la física cuántica nos dice que lo real físico no es continuo, y un número h, la constante de Plank, marca lo más pequeño que podemos llegar en la división de algo.
En el universo de lo pequeño tampoco podemos afirmar que algo se encuentra en alguna parte o se mueve con determinada velocidad, sino que existe determinada probabilidad de que algo esté en cierta zona o se mueva de cierta forma, y esta indeterminación tropieza con la constante de Plank, cota de lo más pequeño y de toda información más allá de ese límite.
La astrofísica, por otra parte, nos habla de agujeros negros, zonas en las que el espacio se torna discontinuo, y misteriosos objetos en el cielo esperan ser desvelados, al tiempo que otros más extraños, aún empiezan a intuirse.
En lo que todos están de acuerdo es en que la información que nos viene de lo real no es posible fuera de los cuadros estructurales de nuestro espíritu, y según se deduce de la 2ª ley de la termodinámica, todo aumento de la información aumenta el grado de desorden del sistema del que procede. ¿Es esto el último juego del pensamiento o quizá su estructura más profunda?.
Dejemos estas meditaciones sin respuesta para entrar en la concepción mágica del espacio, antes de entrar en la estructura no racional del tiempo.
(Treinta años después los extraños objetos que se intuían en el cielo han experimentado una sorprendente mutación. Se han transformado en una invisible materia oscura que se resiste a ser detectada, reduciendo el campo de la ciencia a un ridículo cuatro por ciento de realidad ordinaria. ¿Y por qué tiene que existir esa ingente cantidad de energía oscura, invisible e indetectable?. Sin ella, las ecuaciones matemáticas que rigen el comportamiento del universo físico, literalmente estallan en pedazos)
3. LOS CÍRCULOS DE CRISTAL
a. EL OJO DEL MAGO
Cuando penetramos en el escondrijo secreto del mago, entre los múltiples y misteriosos objetos que se nos aparecen, uno llama poderosamente nuestra atención: es una bola de cristal reluciente sobre una mesa, al lado de una baraja con extraños dibujos.
Y si nos acercamos a tan atractiva esfera, veremos un recinto interior deformado por los reflejos del cristal. Si miramos atentamente se nos aparecerán una serie de personajes que a veces son simples destellos, pero a otras podrían recordarnos a los habitantes de los cuentos infantiles. Una atmósfera de irrealidad nos envolverá, y es que dentro de la bola se encuentran las puertas de la percepción mágica del mundo.
La bola de cristal es como el ojo con el que el mago mira en el interior de lo misterioso, y allí donde nosotros solo percibimos fugaces sombras y destellos, él ve la fuente de los poderes ocultos. Para nosotros es algo que nos hipnotiza, que nos arrebata la conciencia, algo que no dominamos y cuyo poder nos desborda.
Imagínate una esfera alrededor de mis manos. Es una esfera invisible, una esfera de energía, una pequeña burbuja transparente.
Mis manos sugieren los movimientos. Tejen, como sutiles arañas la tela alrededor, finísima, invisible, una maraña de hilos luminosos.
Tienes que sentir cómo la energía irradia, tienes que percibir como un resplandor alrededor, puedes tocarla, sentirla…
Pero puedes ver dentro de mis manos. Mis manos están aquí, a tu lado, pero dentro de un recinto mágico, un espacio cualitativamente distinto del espacio que nos rodea. Dentro de esta pequeña burbuja todo es posible, se pueden ver las dimensiones ocultas, pero sólo mientras se mantiene la esfera de energía.
También tu debes colaborar a mantener la burbuja. Si pierdes interés, si dudas, si no te entregas a lo que ves, la esfera se desvanece y entonces dejarás de ver, de sentir la idea mágica y solo estarán allí mis manos manejando unas cartas.
Esta es una zona donde la percepción se hace magia. Las nociones de verdadero o falso no tienen cabida en ella. Abandónate a la sensación y recuerda que todo pensamiento, todo intento de explicación, debilita las imágenes que aparecen en ella.
De ti, exclusivamente, depende lo que veas. Yo te iré contando una historia y tu verás si esa historia se refleja o no en el interior de la burbuja. Hay quien ve cosas increíbles y hay quien no ve nada.
Creo que ya estás preparado. Empecemos el rito.
Esta burbuja está todavía fuera del espectador, a su lado, pero accesible solo a su mirada. Pero es como un foco que va absorbiendo su atención, atrayéndole hacia dentro, provocándole el deseo de penetrar en al alucinación, en el misterio.
La burbuja de la percepción puede ampliarse hasta envolver al mago y al espectador, hasta llenar todo el espacio en el que se encuentran.
Aquí se le pueden inducir ideas mágicas más fuertes porque, si se forma el segundo círculo, el espectador tiene que sentir que el espacio ha abandonado su cualidad de continuo. Se encuentra aislado en un recinto en el que la fiabilidad en sus percepciones físicas habituales se ve seriamente alterada. Debe entregar su voluntad para que el mago dirija la experiencia.
Buffff!! Cuando he empezado a leer me he dicho a mi mismo que esto era mas complicado de leer que un escrito de Kant. Y cuando voy por la segunda parte.......toma ya, aparece el susodicho.
ResponderEliminarTengo que decir que de Luis Garcia conozco poco, pero con lo que conozco de él y después de leer esto veo que dentro de su cabeza se esconde uno de esos cerebros privilegiados que pululan por estos mundos y que, cuando publique su libro, los que consigan entender/comprender lo que en él haya escrito (que no serán muchos, mas bien pocos) podrán sacarle mucho jugo a sus nuevos conocimientos adquiridos.
Hay que recordar que aparte de Kant, otra gran (muy gran) mente estudió las relaciones entre el espacio y el tiempo, y aventurarse a hacer lo mismo que Immanuel y Albert, aplicándolo a la magia nos puede enseñar mucho y hacer elevar nuestras magias a otro nivel o categoria.
Gracias Luis por poner tus conocimientos al alcance de todos.
Ciertamente. Es un privilegio poder compartir las ideas de Luis. Me consta que el nuevo libro (esperado libro) será muy "entendible", aunque sus materias sean del más alto nivel y calidad mágica pero para todo aquel que ame la magia.
ResponderEliminarsaludos
Especialmente interesantes estos últimos artículos (la magia como reflejo de lo real y éste sobre la concepción mágica del espacio).
ResponderEliminarEstos modelos o paradigmas son patrones concretos que podemos plantearnos para aplicar a la presentación de ciertos juegos.
Es curioso pero creo recordar que Gabi tiene un girando los ases que se produce precisamente cuando introduce las cartas dentro de una esfera pero no cuando las saca de la misma.
La idea de la burbuja se expanda para incluir a los presentes en el acto mágico y luego a toda la realidad que los envuelve puede impactar y hasta acojonar.
En esta fantasía lo real adquiriría carácter mágico. Podría llegar a ser muy fuerte para el espectador (demasiado quizá?).
En todo caso la idea podría ser útil para algún tipo de terapia o si el espectador quisiera exponerse a algún tipo de transformación esencial importante (lo que me recuerda algún aspecto del realismo mágico de Manu).
Qué tal
ResponderEliminarLo de "el despertar la concienca mágica del espectador" es de Luis. En el Realismo Mágico está presente al estar presente la idea metafórica.
Creo recordar que Gabi sacó la idea de la burbuja de Luis. No recuerdo si me lo dijo o si lo he leído. Este artículo pertenece a los Mensajes desde lo Profundo de la Ausencia y está actualizado, lo que tiene un doble valor y nos muestra de dónde parte su concepción.
El hecho de plantearnos que quizá esto sea "demasiado fuerte" es bueno creo yo. Así debemos calibrar lo que hacemos y ser conscientes de que no es o sea un simple entretenimiento. Y es lo más cercano a una "atmósfera mágica" real.
Personalmente también utilizo la idea de la esfera, pero más bien a nivel estructural y de concepción, entendiendo que en la sesión se crear una burbuja de interactuación con el público donde se "comparte"... bueno, ya lo hablaremos.
saludos!
Interesantes estos comentarios pues podemos ver como teorias "aparentemente" dificiles de entender, casi olvidadas y poco estudiadas estan en nuestro hacer magico desde hace ya tiempo entre los mejores magos del momento.Creo que se merecen ser estudiadas en profundidad para seguir mejorando nuestra MAGIA.
ResponderEliminarSu libro esta a punto de salir (si no ocurre nada antes del verano) y espero que sea un nuevo revulsivo para que a los que no nos conformamos con lo que ya conocemos nos ayude a continuar en esa busqueda de la MAGIA alejandonos cada vez mas del "vil" truco y de que seamos considerados solamente como meros entretenedores de niños por la mayoria de nuestros espectadores, creo que puede ser un gran paso hacia adelante.
Manu, despues de leer tus notas de conferencias de La Peza creo que das muchas claves interesantes para poder conocer y entender mucho mejor a Luis Garcia, espero que tu duro trabajo no quede en saco roto y de sus frutos.
ResponderEliminarArza, es una pena que no te animes a escribir tus esperiencias ya que eres uno de los pocos magos que conozco que desde hace muchos años (y creo que de manera intuitiva) tu magia esta impregnada de estas ideas que ahora nos estan dejando huella a esta nueva generacion.No te guardes todo para ti que tienes mucho que decir de este tema.
El maestro Luis ha influenciado desde siempre en la magia española. Ya era hora de que decidiese ocupar su sitio en la historia como uno de los mas grandes. espararemos el libro con ganas.
ResponderEliminarEl tiempo lo dirá. Pero intuyo que "dará mucho que hablar" y que esto es solo el inicio.
ResponderEliminarAquí está, completo, y de momento:
El Trabajo Prohibido
http://cartoilusionismo.blogspot.com/p/el-trabajo-prohibido.html