viernes, 6 de mayo de 2011
La Magia y el sueño - por Mariano Vílchez
Este artículo se beneficia de la influencia de autores varios, entre los que destaco a Eugene Burger, Luis García y en especial a Manu Montes, a través de su trabajo sobre el Realismo mágico y de alguna que otra charla posterior con el propio autor.
El artículo versa sobre el descubrimiento de un tipo de esquema o concepción mágica que he aplicado alguna vez en alguno de mis juegos, sin haber sido demasiado consciente de su existencia hasta ahora, a pesar de haberlo llevado dentro, e intuido en juegos de otros magos durante mucho tiempo.
Una crucial noche de 1953, en el laboratorio de Nathaniel Kleitman, unos investigadores corroboraron empíricamente una sospecha que dio lugar a un descubrimiento sin precedentes en el campo del sueño y la ensoñación…
El sueño onírico o ensoñación, estado en el que el sujeto experimenta unas vivencias que considera reales mientras las está viviendo, ha sido siempre un tema fascinante para la gente.
¿Por qué se producen los sueños?
¿Cuál es su finalidad?
¿Por qué no se recuerdan la mayoría de ellos?
Las teorías sobre los sueños y su interpretación son de lo más diversas.
Algunas, como la freudiana, apuntan a que constituyen la realización de deseos reprimidos, que se manifiestan de forma disfrazada y simbólica en las ensoñaciones.
Otras, más recientes y positivistas, como la teoría de activación-síntesis de Hobson, preconizan que los sueños no son más que el resultado de la activación de circuitos del tronco del encéfalo, que derivan en señales neurales a la corteza cerebral.
Y es la interpretación de ese bombardeo neural aleatorio por parte del soñante lo que constituiría el material del sueño.
Según esto, los sueños serían vivencias aleatorias sin sentido trascendente, que no ocultan ningún mensaje, ni deseo, ni nada que merezca la pena interpretar.
Por otro lado, se ha comprobado científica la existencia de sueños lucidos donde el sujeto es consciente de ese sueño y, además, puede modificarlo e influir sobre él(1) .
Independiente de todas estas teorías, la creencia popular, la filosofía y las artes han dado una interpretación trascendente a este fenómeno.
A menudo, además, se produce una inversión de valores, como si lo trascendente, lo real, fuera el sueño y la realidad, una ilusión.
A ello apunta el conocido relato del chino que sueña que es una mariposa. Tras el sueño, el chino razona:
¿Qué soy, un chino que sueña que es una mariposa, o una mariposa que sueña que es un chino?
Desde “La vida es sueño” de Calderón, pasando por películas como Matrix o El show de Truman, se ha jugado con el carácter ilusorio de la realidad, una ilusión de la que podemos liberarnos viajando, periódicamente y paradójicamente, al estado de ensoñación, estado que encierra verdades y revelaciones que podrían ayudarnos a liberarnos, para trascender de los engaños y limitaciones autoimpuestas por las mentiras que nos rodean en el estado de vigilia.
Esta visión podría inspirar un esquema mágico.
El juego de magia consistiría en llevar al espectador a una ensoñación transitoria en la que se le revelaría una realidad alternativa.
En esta realidad podría llegar a ser consciente de sensaciones, valores y revelaciones que podrían, hasta cierto punto y en el mejor de los casos, dejarle cierta huella beneficiosa una vez despertara del sueño, cuando el efecto terminara.
Las revelaciones del efecto-sueño podrían ser de índole alegórica o metafórica y podrían entrar en alguna de las categorías siguientes.
1. La toma de consciencia de los engaños y entresijos del sistema que nos envuelve (Luis García).
2. El engaño de las apariencias y la búsqueda de verdades más allá de las ilusiones que nos envuelven y seducen.
3. Los valores que merecen nuestra búsqueda y cuidado (amor, solidaridad, generosidad, comprensión, etc).
4. Algún mensaje que sirva al espectador para liberarse de alguna atadura psicológica, elevando su bienestar y salud mental.
5. Cualquier idea semántica, estética o emocional de la que estemos convencidos, y que sintamos que merece la pena compartir.
Un ejemplo sencillo sería realizar una asamblea donde cuatro cartas, reinas por ejemplo, se unen mágicamente en un único montón.
El valor aquí podría ser la hermandad de los seres humanos.
O tal vez, a un nivel más concreto, la unión familiar.
Podría darse el caso de que un espectador que no se habla con algún pariente o hermano pueda llegar a conmoverse a nivel consciente o inconsciente por esa transitoria reunión mágica.
Luego, al despertar del sueño mágico y volver las reinas a separarse (con la pertinente antiasamblea) a lo mejor quedaría en la mente del espectador alguna huella de lo vivido que afectara a sus creencias y comportamiento posterior.
O no.
Al menos le habremos abierta dicho posibilidad a nivel mental, o lo habremos intentado.
El esquema también tendría mucho que ver con esas terapias psicológicas que se hacen en estado alterado y que, en el mejor de los casos, mejoran la vida del sujeto cuando sale del trance y vive su vida cotidiana.
El estado alterado puede ser un trance hipnótico o simplemente un estado profundo de relajación, donde el paciente escucha, visualiza o repite algunas sugerencias para mejorar su estado mental y, con él, su bienestar vital.
Ante nuestro esquema, habría dos tipos de juegos.
1. Los juegos de ida y vuelta.
En estos juegos se parte de una situación inicial para pasar a una situación final para, a continuación, volver de nuevo a la inicial. Estos juegos encajarían perfectamente en la concepción del sueño ya se corresponderían con la entrada al sueño y al despertar posterior.
Otra ventaja estructural de estos juegos es que presentan dos contrastes, el de ida (del estado de vigilia a la ensoñación) y el de vuelta (del sueño al despertar).
Ejemplos de estos juegos son los matrix con antimatrix y las asambleas con antiasambleas, etc.
Otro efecto paradigmático es de las monedas de cobre que se convierten en plata para, al final, volver a convertirse en cobre.
En estos juegos se cumple además la ventaja de que, más que nunca, la situación inicial, anodina y cotidiana, se vuelve asombrosa por lo consciente que llegar a hacerse en el espectador, cuando al final regresa a ella.
Las monedas de cobre al final se sienten más de cobre que nunca. Las damas de la asamblea se sienten más separadas que nunca tras la antiasamblea(2).
2. El segundo tipo de juegos son los juegos de solo ida.
En éstos, la situación inicial se convierte en una situación final sin más. A priori este tipo de juegos encajaría menos en nuestro esquema. Sin embargo no tiene porqué ser así.
En efecto, en estos juegos, el despertar se daría inmediatamente tras la revelación del clímax. Y además, las huellas del sueño recién vivido quedarían patentes en la inmediata realidad del despertar.
Es como en esas películas donde el protagonista ha tenido un sueño (o pesadilla) y al despertar ha descubierto que llevaba encima un objeto que presente en el sueño (moneda, amuleto o incluso una herida recibida).
Ese objeto imposible traído del sueño(3)le confiere al éste más fuerza aún y visos de realidad .
Y ahora el último punto, el asunto del olvido de los sueños.
Normalmente no se recuerdan los sueños de la noche previa y, si se recuerda algunas imágenes, éstas se van difuminando a lo largo de la jornada hasta desaparecer totalmente al final del día.
La denostada teoría psicoanalítica nos da una explicación convincente (o al menos seductora y verosímil) del porqué del olvido.
Según Freud, los sueños se olvidan porque son una manifestación de un contenido latente reprimido, fruto de deseos y pasiones prohibidas por la cultura y la sociedad. La mente superior ordenadora o superyo reprimiría esos contenidos por inadmisibles. Y lo haría de dos maneras distintas.
1. Disfrazando el sueño, dándole un contenido metafórico y simbólico para que no sea directamente interpretable por el sujeto.
2. Provocando su olvido total o parcial.
Sin embargo, a veces se tienes sueños especialmente vívidos que se recuerdan bastante bien. Algunas teorías metafísicas los interpretan como revelaciones especiales del presente o del futuro del sujeto.
¿Qué analogía podríamos establecer con los juegos y su recuerdo?
¿Calarían en nuestra memoria ciertos juegos en particular, por su efecto, contenido y especial simbolismo (metáfora), lo mismo que ciertos sueños significativos?
¿Es ese olvido parcial de los sueños (que los vuelve inconexos y desprovistos de sentido) equiparable a la imposibilidad del análisis lógico del método del juego, como si esa imposibilidad fuera el necesario nudo o lazo que envolviera al paquete con todo su contenido (incluyendo mensaje, simbolismo o metáfora)?
¿Y qué queda en realidad de un juego en la memoria?
¿Imágenes sueltas, como en un sueño?
¿Una emoción o sensación particular?
¿O el perturbador tambaleo de la lógica, de la suprema racionalidad?
¿Dejan los sueños y los juegos de magia alguna huella o impacto en nosotros?
¿Pueden llegar a ser reflejo de una posibilidad salvadora, de una puerta que atravesar para vislumbrar nuevos horizontes, alcanzar una visión más global y certera de lo real?
Y sin embargo, a pesar de la tendencia al olvido, los sueños se pueden recordar.
Existe un procedimiento sencillo que se descubrió en esa crucial noche de 1953, en el laboratorio de Nathaniel Kleitman…
Kleitman y su equipo investigaban una sorprendente posibilidad. Habían descubierto unos extraños periodos que se sucedían regularmente durante el sueño de los voluntarios.
Durante estos periodos, los ojos se movían de un lado a otro a una velocidad vertiginosa, debajo de los párpados cerrados (4).
Aquella noche los investigadores corroboraron empíricamente una sospecha que dio lugar a un descubrimiento sin precedentes en el campo del sueño y la ensoñación…
¡Cada vez que se despertaba a un sujeto inmerso en alguna de estas fases de movimiento ocular rápido, dicho paciente no sólo recordaba perfectamente que estaba soñando, sino que recordaba el sueño en sí con una claridad meridiana!
¡Imaginaos la emoción de esos científicos al descubrir esa sencilla correlación al cabo de tantos años de humanidad!
Esta idea me lleva a una fantasía final, una seductora idea para soñar y explorar.
¿Y si la magia fuera eso, un sueño programado por el mago en fase REM, donde el despertar coincidiera exactamente con el momento del clímax?
El soñante o espectador despertaría entonces de repente, con una extraña sensación mezcla de imágenes, emociones e ideas envueltas con el lazo de lo del absurdo, de lo imposible.
Después le quedarían algunos recuerdos.
Algunos de estos recuerdos y sensaciones permanecerían.
Otros, por la censura de lo racional, se difuminarían para volver de nuevo al inconsciente del espectador.
Y desde allí seguirían ejerciendo su influencia de un modo aún más poderoso.
¡Un abrazo a todos los seguidores de Tertulias!
(1) Algunos experimentos han corroborado estos sueños lúcidos. En éstos, el investigador y el soñante acordaban algún tipo de clave, por ejemplo mover los ojos y los brazos consecutivamente dibujando un triángulo cuando el sueño comenzaba.
El encefalograma posterior confirmaba que el soñante ejercitaba dichas acciones, sin bien no se produjeron en realidad porque, durante la ensoñación, los músculos axiales están totalmente relajado, impidiendo que el sujeto pueda moverse durante la misma, lo que podría llegar a ser muy peligroso para el sujeto.
(2)Ver el artículo LA MAGIA Y EL ASOMBRO en este mismo blog.
(3)Estoy pensado, por ejemplo, en la carta resultante de la fusión de dos cartas firmadas en el juego Anniversary Waltz de Doc Eason.
(4)Son los llamados periodos REM, del inglés Rapid Eyes Movements. Estos periodos se repiten 4 o 5 veces a lo largo de la noche.
Aparte del referido movimiento ocular, en esta fase también ocurre una falta de tono muscular axial que impide que el sujeto se mueva durante los ensueños. De este modo, el cerebro evita que el soñante pueda moverse al dejarse llevar por los movimientos soñados, con el peligro que ello supondría.
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Resulta que se ha demostrado científicamente la existencia de sueños lúcidos. No lo sabía, pero eso es tan solo la primera de las siete compuertas del ensueño, según nos cuenta Carlos Castaneda en el arte de ensoñar, desarrollado por los magos de la antiguedad.
ResponderEliminarDe lo que no hay duda es que las técnicas de control y desarrollo del cuerpo de ensueño son de magia auténtica, y en consecuencia tienen aplicación en el ilusionismo, tanto de forma directa como metafórica.
Mis felicitaciones por este interesante artículo, por los datos que aporta y las posibilidades que sugiere.
Gracias Mariano, da gusto visitar esta página y deleitarse con sus lecturas. Saludos
ResponderEliminarMuy bueno Mariano, me dejas como siempre..., con los ojillos dando vueltas como en estado REM. Gracias por tu nueva aportación. Un abrazo. Jaime.
ResponderEliminarMuy interesante.
ResponderEliminarCuando leí este artículo me sentí muy identificado con un juego que presento hace ya varios años... Ahora que lo pude filmar, quisiera compartirlo con ustedes.
http://www.youtube.com/watch?v=cBer_3dqe74
Saludos desde Argentina,
Ignacio.-
Gracias por compartir con nosotros tu "Sueño en vigilia".
ResponderEliminarAbrazo mágico desde Granada.
Mariano, cuando te pones te pones, te aviso que es el primero post que me he leído, aun me queda mucho por leer. Enhorabuena y gracias por compartirlo con nosotros!
ResponderEliminarPor cierto, has mencionado películas como Matrix, el Show de Truman.. y la pregunta es.. has visto Origen? te ha dado que pensar la peli esta? no se si la has visto pero la idea que dentro de un sueño pude haber otro. Ahi lo dejo..
Ignacio me ha gustado mucho Sueño en vigilia. Gracias a ti tb por tu aporte.
Un fuerte abrazo y un saludo desde Sevilla.
Mi querido Nolillo, has dado en la tecla. La película Origen trata precisamente de implantar una idea penetrando en el inconsciente del sujeto en el momento en el que está soñando.
ResponderEliminarLa concepción que plantea el artículo tiene algo que ver con eso. Durante el juego llevamos al espectador a un estado equivalente al de ensoñación y nosotros entramos en ese estado con él. Desde ahí dirigimos su sueño.
En nuestro caso, en vez de implantarle una idea le regalamos un efecto, una emoción profunda, bien jugando con alguna idea recurrente (la ficción de Gabi), bien llevándolo a un descubrimiento o revelación más profunda mediante mediante alguna metáfora o alegoría existencial, como propone la magia metafórica de Luis García.
Luego, cuando el espectador despierta, tras el efecto, en el mejor de los casos, puede quedarle algún resto de lo vivido, algo de la emoción o de la revelación que tuvo lugar en el juego-sueño.
Pero no pretendemos convencerlo de nada ni influir en sus decisiones como en la película.
Un abrazo compañero.
Habría mucho que matizar y afinar sobre este tema, tanto en "al realizarlo" como en "el resultado" y posterior condición. El autoconvencimiento se mueve por estos derroteros y a lo que llamamos alquimia mental.
ResponderEliminarBuen trabajo.